Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del jueves 17 de diciembre 2018. Primer presupuesto: Cumplió Carlos Urzúa, el secretario de Hacienda, y entregó un paquete presupuestario sensato. Indica un objetivo de estabilidad para la economía, en un contexto de redistribución de una parte de los recursos para cumplir con los planes que ya ha establecido el nuevo gobierno No es muy diferente de los que sometían los gobiernos “neoliberales”. La única gran diferencia es el dinero que el Gobierno dedicará a los proyectos prioritarios de Andrés Manuel López Obrador.
La gente mayor acostumbra decir que ‘‘quien mucha abarca poco aprieta’’.
León Bendensky, en La Jornada, escribe que: “El presupuesto público para 2019 indica un objetivo de estabilidad para la economía, en un contexto de redistribución de una parte de los recursos para cumplir con los planes que ya ha establecido el nuevo gobierno. Se estiman cambios marginales en los gastos e ingresos del sector público respecto de lo que se estimó en el presupuesto de 2018, de modo que se cuantifica un superávit primario de uno por ciento (%) del producto interno bruto (PIB); esto, antes de considerar el pago de los intereses de la deuda pública, que equivale más de 45% del PIB que se espera generar en el año. Un dato significativo en cuanto al compromiso de los ingresos con los que se cuenta es que el gasto en las pensiones representa 21% del total previsto. Se enlistan 18 proyectos prioritarios del gobierno central por 251 mil millones de pesos (mmdp). Entre ellos destacan por el monto asignado: Pensión para adultos mayores (100 mmdp), Jóvenes construyendo el futuro (44.3), Modernización de la infraestructura aeroportuaria (18) y Beca universal para estudiantes de educación media (17.3). Para 2019 se estima una variación del PIB entre 1.5 y 2.5% respecto de este año; el objetivo puntual es de 2% El valor estimado del producto es de 24 mil 942.1 mmdp. La estabilidad que enmarca al presupuesto se advierte en una inflación estimada en 3.4%, menor a la del cierre de este año (4.7%). El tipo de cambio se ubica en 20 pesos por dólar, la tasa de interés en 8.3%, igual que al cierre de 2018 y el precio del petróleo se fijó en 55 dólares por barril. Se prevé que el gasto de consumo aumente 1.2 por ciento, las exportaciones 1.7, las importaciones 1.2 y en cuanto a la inversión productiva (la formación de capital) se proyecta un crecimiento nulo. Esta última cuestión es relevante pues la expansión de la economía depende del impulso decisivo en el gasto en inversión privada y pública. Este es el medio primordial para aumentar la riqueza que puede distribuirse. (…) En cuanto a las perspectivas económicas y fiscales de mediano plazo para los años 2020-2024 el presupuesto 2019 no marca un cambio significativo en la dinámica de la expansión del producto registrada en los años recientes. Así, la tasa promedio de crecimiento del producto en el sexenio se sitúa en 2.7%. (…) La presentación del presupuesto cumplió con el objetivo de establecer expectativas de estabilidad económica y financiera, este es un asunto relevante. Pero la movilización de los recursos, su asignación eficaz y los escenarios para acceso de la población al producto disponible están apenas en un proceso inicial de gestación”.
El Presupuesto: da tranquilidad, pero no entusiasma
Enrique Quintana, escribe en El Financiero lo siguiente: “Cuando esté leyendo usted este texto, ya habremos visto cómo recibieron los mercados financieros al Paquete Económico 2019 que fue entregado el sábado al Congreso. Mi previsión es que habrá una reacción positiva pero no entusiasta. Quienes tenían duda de que el equipo del nuevo gobierno pudiera presentar un Presupuesto coherente y razonable, habrán quedado mayormente satisfechos con lo ofrecido, pero hay dudas que persisten y no se resolverán ahora sino al paso de los meses. El Presupuesto no sólo se confirma que sí se planea tener un superávit primario de 1 por ciento del PIB (el mayor desde 2008) sino que en el escenario para 2024, se anticipa que crecerá a 1.1 puntos del PIB en 2020 y se mantendrá en ese nivel hasta 2022 para bajar a 0.9 puntos en los dos últimos años de la administración. Es decir, se ofrece disciplina fiscal a lo largo de todo el sexenio. Otro elemento importante es que no se llegará a ese resultado sobre la base de previsiones poco realistas. El crecimiento esperado de la economía para el próximo año, en un rango de 1.5 a 2.5 por ciento, con una estimación puntual de 2.0 por ciento, es bastante razonable. Si resulta en 1.8 por ciento en lugar de 2.0, no habrá trastorno mayor en las previsiones fiscales. Otro elemento importante es el cálculo de los ingresos. Existía el temor de que se inflaran estimaciones de ingresos para poder llegar al resultado presupuestal deseado. No ocurrió. Los ingresos presupuestarios se estiman 0.5 por ciento inferiores a los registrados en el 2018. Los ingresos tributarios no petroleros del gobierno federal, es decir, los que derivan principalmente del IVA y del ISR, se calcularon con un crecimiento real de 3.8 por ciento, mientras que los ingresos petroleros totales se calculan 1.0 por ciento superiores, aunque serán 7.7 por ciento menores los que van a dar a las arcas del gobierno federal. En materia de gasto, se puede observar que algunos proyectos de inversión importantes como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya o Santa Lucía no tuvieron asignaciones presupuestales importantes, mientras que los recursos, esos sí importantes, para diversos programas sociales resultaron de recortes en diversas áreas. Más allá de las opiniones que existan respecto a la pertinencia de ellos, no generarán desequilibrio en las finanzas públicas. (…) Igualmente, va a ser necesario ver el alcance y profundidad de la reducción de IVA e ISR en la franja fronteriza, pues el costo fiscal de alrededor de 40 mil millones de pesos, referido en el documento, pudiera estar subestimado. Tendrán que verse con cuidado también los escenarios de tasas de interés. El costo financiero se calculó con el supuesto de que las tasas de interés domésticas se quedan en 2019 con el nivel que ya tienen, de 8.3 por ciento para los Cetes a 28 días. Una percepción de mayor riesgo crearía presiones alcistas y conduciría a incremento que pudiera descuadrar las cifras. Un análisis fino del documento deja todavía algunas interrogantes, que quizás puedan resolverse con las comparecencias de los funcionarios. El tema demanda más atención. Seguiremos mañana”.
Sergio Sarmiento en reforma escribe lo siguiente: “Cumplió Carlos Urzúa, el secretario de Hacienda, y entregó un paquete presupuestario sensato. No es muy diferente de los que sometían los gobiernos “neoliberales”. La única gran diferencia es el dinero que el Gobierno dedicará a los proyectos prioritarios de Andrés Manuel López Obrador. La gran duda que prevalece, por supuesto, es si las cifras se respetarán. El paquete prevé un gasto de 5 billones 814 mil millones de pesos con ingresos de 5 billones 274 mil millones. Esto significa que el Gobierno continuará endeudándose y contratará 540 mil millones de pesos de financiamiento. No es poca cosa. La deuda pública rebasará los 11 billones de pesos en 2019, pero por lo menos se mantendrá estable en términos del Producto Interno Bruto (45.6 por ciento). El déficit de presupuesto en su sentido más amplio (requerimientos financieros del sector público) será de 2.5 por ciento del PIB, sólo un poco más que el 2.4 por ciento presupuestado para 2018. No hay un intento de forzar un crecimiento económico artificial a través del gasto público. El presupuesto supone que la economía mexicana tendrá un crecimiento de 2 por ciento en 2019, un poco menos que el 2.1 por ciento anual de los nueve primeros meses de 2018. Algunas de las premisas macroeconómicas, sin embargo, pecan de optimistas. El precio de la mezcla de petróleo crudo de exportación, a 55 dólares por barril, parece exagerado (este viernes 14 de diciembre estaba en 51.83). La inflación de 3.4 por ciento se antoja inalcanzable (en noviembre estaba en 4.7 por ciento). El tipo de cambio a 20 pesos por dólar parece también demasiado bajo, considerando que el tipo fix del 14 de diciembre era de 20.3337 y que hay un creciente temor entre los inversionistas por las políticas del nuevo régimen. El presidente López Obrador está proponiendo nuevos gastos en una serie de “proyectos prioritarios del sector central”. En los Criterios General de Política Económica se presentan 18 proyectos por un total de 251 mil 600 millones de pesos, menos que los 500 mil millones que prometió en campaña. Los rubros más importantes son 100 mil millones para adultos mayores (más bajo que los 120 mil prometidos), 44 mil 300 millones para los ninis (menos que los 108 mil millones que ofreció la secretaria del Trabajo Luisa María Alcalde), 18 mil millones para aeropuertos y conectividad (sin decir para qué aeropuertos) y 15 mil millones para Sembrando Vidas (árboles frutales). El paquete, sin embargo, deja capítulos abiertos. Los Criterios Generales señalan que en 2019 se introducirá un estímulo fiscal en la zona fronteriza, el cual se justifica extrañamente por la mayor tasa de homicidios, pero en la Ley de Ingresos no se menciona. Si el estímulo realmente implica una disminución a 8 por ciento del IVA y a 20 por ciento del impuesto sobre la renta, el costo y las distorsiones económicas serían enormes y no están consideradas en el paquete. (…) El de 2019 no es un mal presupuesto. Si el Gobierno se atiene a él, se reducirá el temor generado entre los inversionistas por la cancelación del aeropuerto de Texcoco y las promesas de que Pemex dejará de exportar petróleo crudo”.
La pareja dispareja en el Senado
Raymundo Rivapalacio escribe sobre Monreal y Moreno Valle en el Senado: “En el imaginario político, la terna que envió el presidente Andrés Manuel López Obrador al Senado para que se vote y se ocupe la vacante de José Ramón Cossío en la Suprema Corte de Justicia, parecía estar decantada por Juan Luis González Alcántara. Las otras dos propuestas, Loretta Ortiz y Celia Maya, debían ser descartadas por su militancia en Morena, al ser las primeras nominadas al tribunal supremo con una abierta militancia desde la reforma al Poder Judicial, en 1995. Sin embargo, la realidad es que es una terna de dos personas. González Alcántara, curricularmente el mejor para llegar a la Corte, está enfrentando una oposición insólita que busca el voto para Ortiz, encabezada por dos políticos que se pensaba enfrentados, Ricardo Monreal y Rafael Moreno Valle. Monreal, coordinador de Morena en el Senado, y Moreno Valle, coordinador de la bancada del PAN, son una pareja dispareja que, en el momento actual, es tan incongruente en función de lo que persiguen sus partidos, como inverosímil. En los últimos días López Obrador ha manifestado su molestia con el Tribunal Electoral por haber desechado la demanda de anulación de las elecciones para gobernador en Puebla. Dijo que no iría a la toma de posesión de la gobernadora panista, Martha Erika Alonso, y envió una representación de segundo nivel al evento, la subsecretaria de Gobernación Diana Álvarez Maury, quien al final tampoco fue porque estuvo en un evento en el Instituto Nacional de Mujeres. Nadie fue a la asunción política de Alonso en representación del gobierno federal. La ratificación de la victoria de Alonso se cruza con la selección de la silla vacante en la Suprema Corte de Justicia, cuyas comparecencias se realizarán este lunes en comisiones del Senado, con la expectativa de que se vote al sustituto de Cossío este jueves. De acuerdo con personas que conocen lo que sucedió en el Tribunal Electoral, ese episodio se relaciona caprichosamente con lo que está sucediendo en el Senado, donde Monreal y Moreno Valle, agregaron, realizaron un intercambio de favores políticos. (…) Los dos están trabajando para modificar la correlación de fuerzas en sus partidos a su favor. Moreno Valle necesitaba que su esposa ganara, porque la gubernatura fortalece sus aspiraciones presidencialistas en 2024. A Monreal le beneficia tener una pieza en la Suprema Corte y la alianza con Ortiz Pinchetti, ante el creciente aislamiento que sufre dentro de Morena y las fricciones que ha tenido con López Obrador. El problema, que es mayor, es que ambos juegan agendas personales, no de partido, lo que difícilmente se los permitirán.
Excélsior, Pascal Beltrán del Río, escribe que: “el anuncio de Andrés Manuel López Obrador de que ganaría como Presidente menos de la mitad que su antecesor, puso a discusión cuánto debería percibir el resto de los funcionarios del Ejecutivo y los integrantes de los otros Poderes de la Unión. Miles de servidores públicos se encontraron súbitamente en la circunstancia de que sus remuneraciones eran superiores a las del Presidente y, por tanto, tendrían que ser recortadas por lo dispuesto en el artículo 127 constitucional. Frente a esta decisión del Ejecutivo[…], centenares de ellos presentaron solicitudes de amparo, y un número suficiente de senadores de la oposición suscribió una acción de inconstitucionalidad para el caso. Todos estos recursos serán resueltos por la Suprema Corte […]. El debate se profundizó con la decisión del ministro Alberto Pérez Dayán de suspender la Ley de Remuneraciones, cosa que generó la presentación de sendos recursos de reclamación por parte del Senado y la Presidencia, los cuales serán resueltos cuando la Corte vuelva de su receso de fin de año. En eso estábamos, cuando, el viernes pasado, a la secretaria de la Función Pública, Irma Sandoval, se le ocurrió que eso no era suficientemente polémico. Había que ponerle más leña al fuego. En una comparecencia ante senadores, dijo que debía ser el Estado y ‘no el mercado’ el que fije el nivel de los ‘salarios, ingresos y honorarios’ como parte de la ‘nueva ética pública’. Opinó que desde el Poder Ejecutivo, ‘así como estamos invitando a los otros Poderes a sumarse a la política de austeridad republicana, también tendríamos que invitar al mercado a sumarse a esos mismos salarios’ […]. Pero ¿a qué venían esos planteamientos? Quizá a que no se ha cumplido el vaticinio de la nueva mayoría política de que no faltarían ciudadanos preparados para sustituir a los funcionarios que renunciaran al servicio público por la disminución de sus percepciones. Si no, ¿cuál sería el objeto de quejarse de que ‘no tendríamos por qué brincar desde el Estado para llegar a los salarios del mercado’? Pero tal vez haya algo más de fondo: la visión de que la aspiración a ganar más y mejorar el nivel de vida, inherente a todo ser humano, es perversa y debe ser corregida […]. Un gobierno de izquierda tendría que estar interesado en subir los salarios en general y, con ello, lograr más recursos para el Estado en contribuciones, pero Morena parece estar peleado con el dinero y con quien lo tiene como producto de su trabajo. A juzgar por lo dicho por Sandoval, quiere bajar los salarios desde el Estado […], en vez de propiciar el crecimiento económico y democratizar el acceso al mercado, cosa que, para mí, es la vía a seguir para hacer realidad la justicia social: que todo mundo tenga derecho a las mismas oportunidades, no que venga el Estado a contender las ganancias”.
En Milenio, Héctor Aguilar Camín, escribe que: “el jueves pasado, en medio de una querella política del Presidente con la Suprema Corte de Justicia, una turba acosó un auto que salía del edificio de la Corte. Durante varios minutos obstruyeron el paso del vehículo, mientras insultaban y amenazaban a los que iban en su interior. Pensaban que en el coche iba un Ministro y a él querían amedrentarlo. Iba en realidad el responsable de prensa de la Corte, pero el acoso no estaba dedicado a él, lo cual hubiera sido grave de por sí, sino que llevaba la intención, aún peor, de amenazar a un Ministro. En mitad de la querella del Poder Ejecutivo con la Corte, que ofrecía ese mediodía la tradicional comida de su cierre de labores, a la que el primer mandatario se negó a asistir, el incidente tiene un tinte ominoso. Va más allá de la manifestación de las diferencias políticas de un grupo de ciudadanos con uno de los poderes de la unión. Es la expresión de una diferencia política, desde luego, pero que tiene la forma de una amenaza física, y que puede llamarse todo menos espontánea o democrática. En ese aviso de la turba se condensó lo que era desde días antes una ofensiva de opinión pública, encabezada por el Presidente, contra la negativa de los ministros a someterse a una decisión del Poder Ejecutivo en materia de salarios […]. Sucedió todo a un costado de Palacio Nacional, donde despacha el Presidente, y en un flanco del cabildo, donde despacha la jefa de Gobierno de la ciudad. No hay averiguación alguna emprendida sobre este incidente que puede calificarse como la primera aparición, en este gobierno, de una turba de supuesto origen popular, característica del fascismo”.
El reclamo militar al presidente López Obrador
En Excélsior, Jorge Fernández Menéndez, escribe que: “Los oficiales y generales del Ejército mexicano están disconformes, precisamente en el momento en el que el Presidente López Obrador les ha otorgado nuevas responsabilidades en seguridad pública además de las ya muchas que cargaban. Está circulando una carta, escrita por un general de muy alto rango, dirigida al Presidente López Obrador donde se expresa esta molestia […]. Estas son las líneas principales de un texto que no debería ser ignorado. ‘Señor Presidente: Le escribo en su calidad de comandante supremo de las Fuerzas Armadas, con todo el respeto que impone su investidura. La razón, por la cual le dirijo estas palabras es por la intención de reducir los sueldos a los servidores públicos, incluidos, a los mandos militares; no queda claro si es una orden suya o una iniciativa del partido político al que usted pertenece. En cualquier caso, si es real, se estará cometiendo, además, un error estratégico, una injusticia. Por razones obvias, me voy a referir a los sueldos de los militares. A estas alturas de su gestión, usted ya debe estar enterado de cómo un mando militar, en cualquier nivel, obtiene su grado y su cargo. En las Fuerzas Armadas no existen ‘los de arriba’ ni ‘los de abajo’, existen jerarquías y sirven para ejercer conducir las operaciones y mantener la disciplina… Hace unos días usted convocó a más de 30 mil hombres en uniforme en el Campo Militar No. 1. Ante usted estaban los mandos y la tropa de las Fuerzas Armadas, como una sola unidad […]. La tropa es el corazón, brazos y piernas del Ejército, es la que lucha incansablemente bajo el sol, la lluvia, el calor y el frío. La que se desvela las noches cuidando a su unidad y a la gente. La primera en entrar en combate, la primera en caer abatida en el fuego […]. Por eso, aplaudo con energía su anuncio de elevarles su sueldo, espero y deseo con todas mis fuerzas que no sea un incremento de tan sólo unos pocos miles de pesos. Deseo que usted les incremente a un sueldo que compense todo lo que hacen y sacrifican por usted y por todos los mexicanos… […]. La tropa no actúa sola, a ella la acompañan los oficiales, los jefes y los generales […]. Los oficiales, señor Presidente, serán los futuros generales. Los jefes y generales, también, acompañan a la tropa, la organizan, la adiestran, la procuran, la orientan, la enseñan, la equipan, la supervisan, conviven con ella y la conducen en las operaciones. Los oficiales y los jefes son la columna vertebral sobre la que se sostiene el instituto armado. Los generales son el cerebro del cuerpo, sirva la analogía para mayor claridad. Sin el cerebro, la columna vertebral, el corazón, los brazos y las piernas no se mueven. Sepa usted que todos y cada uno de los generales, el que usted quiera, incluso el Secretario de la Defensa Nacional, a quien también pretenden reducirle el sueldo, fue oficial y caminó hombro con hombro con la tropa. Él también ha estado en la línea de fuego. Señor, Presidente, el día de su discurso, los mandos, aquellos que usted llamó ‘los de arriba’ estaban frente a usted y atrás, la tropa, a los que usted llamó ‘los de abajo’. Si usted hubiera dado su discurso hace muchos años, mínimo 30, los que usted vio adelante, hubieran estado atrás. Si dentro 30 años, mínimo, usted vuelve a ir, los que usted vio atrás, estarán adelante. No cometan un error estratégico ni una injusticia. El Ejército es un cuerpo vivo, con columna vertebral y extremidades, pero sin cerebro, no funciona. (…) El Ejército no constituye un poder como el Judicial y no puede confrontarlo, está a sus órdenes y le es leal, no puede detener sus proyectos, sólo quedan líneas como éstas, para que las lea y las entienda. No cometa un error estratégico ni una injusticia con quienes lo acompañarán en la tarea de servir a nuestra querida patria’. Hasta ahí el texto que los militares le hacen llegar al Presidente López Obrador. No se necesitan más palabras”.
Excélsior, Frentes Políticos, asegura que: “entre rituales inició la rehabilitación de la infraestructura ferroviaria para crear la ruta del Tren Maya, una obra de mil 500 kilómetros. Por respeto a la naturaleza, la característica de todos los nuevos desarrollos que emanen del proyecto, en términos de ordenamiento territorial, es que predominarán las áreas verdes en una proporción de 70 por ciento áreas verdes y 30 por ciento urbanizada en toda la región del tren. Históricamente protagonista de capítulos tan importantes como la Revolución Mexicana, el sistema ferroviario vivió décadas castigado en el abandono. Su renacimiento, vía Andrés Manuel López Obrador, es, en sí, ya un homenaje a los ferroviarios”.
Reforma, Templo Mayor, asegura que: “vaya que resultó fácil de convencer de las virtudes del Tren Maya la organización no gubernamental ‘Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar’ que pasó de exigir en octubre no impactar las zonas donde viven esos felinos, a apoyar directamente el proyecto. Quién sabe qué les habrán ofrecido… perdón, qué les habrá dicho el titular de Fonatur y encargado del proyecto Rogelio Jiménez Pons que ayer se sumaron a esa iniciativa en la que ahora trabajarán quesque para garantizar su factibilidad ambiental. ¿Será que van a cobrar por sus servicios o lo harán por puro interés… en la naturaleza? Es pregunta que no pasa recibo”.
En Milenio, Carlos Marín, retoma partes del discurso de López obrador acerca de los sindicatos en México y comenta que: “en su deslumbrante libro ‘De animales a dioses’ (Editorial Debate, 2014), el historiador Yuval Noah Harari destripa, entre otros, los mitos de igualdad y democracia que la humanidad ha creado para construir ‘redes de cooperación en masa’, palabra que, por altruista que suene, ‘no siempre es voluntaria y rara vez es igualitaria’, porque casi todas esas urdimbres se han organizado ‘para la opresión y la explotación’. La cita es a propósito de la insistente referencia que el Presidente López Obrador hace a la democracia en los sindicatos, en las escuelas… y hasta en las familias. ‘Vienen muchos otros cambios, estamos empezando. Les puedo adelantar que vamos a modificar la ley para que haya democracia sindical’, anunció el sábado en Tampico. ‘Ya no van a haber dirigentes sindicales promovidos, apoyados, respaldados, solapados por el gobierno. Los dirigentes de los sindicatos, sean del Seguro (Social), sean petroleros, sean del sindicato de Salud, sean del magisterio, todos los sindicatos, en todos, van a ser los trabajadores los que van a elegir libremente, democráticamente a sus dirigentes, con voto libre y secreto’, dijo […]. Y días después, en Toluca, reiteró: ‘Queremos democracia en la familia, en la escuela, en el sindicato (…). Democracia como forma de vida…’. De aplicarse en el gobierno, sin embargo […], poco sentido tiene que tan pronto protestó como Presidente, AMLO apretara el puño y dejara claro: ‘Tengo las riendas del poder en mis manos’. Para los sindicatos no es necesario modificar las leyes, es un derecho de los trabajadores elegir a sus líderes; en las escuelas no son iguales profesores, alumnos y autoridades para decidir lo que sea, y en la familia lo más lógico de aplicar es la fórmula de los Monster: cuando Herman somete a votación el destino de unas vacaciones, contra todas las propuestas, al final es él quien decide adónde irán”.
El Universal, Bajo Reserva, asegura que: “el Presidente Andrés Manuel López Obrador decidió comenzar su plan para poner asfalto a los caminos del país en la sierra de Oaxaca. Nos comentan que el Presidente pasará el fin de semana en Oaxaca, gobernada por el priista Alejandro Murat Hinojosa, con quien ya se puso de acuerdo para dar a ese estado más recursos económicos. Por cierto, ayer, López Obrador compartió su camioneta con los empresarios Miguel Alemán Magnani y Daniel Chávez”.
Milenio, Trascendió, asegura que: “el Senado arranca esta semana la elección del fiscal general de la República, una vez que se emita la declaratoria de autonomía, con la intención de que sea designado hacia enero. La bancada de Morena, que encabeza Ricardo Monreal, prevé que se pueda lanzar la convocatoria en este periodo para armar la lista de diez nombres que se remitirá al Ejecutivo, para que el Presidente Andrés Manuel López Obrador mande, a su vez, la terna para que la Cámara de Senadores lo elija. No se ve fácil el proceso, por lo que se puede ir hasta el siguiente periodo ordinario de febrero, pero hay toda la confianza del actual gobierno en Alejandro Gertz Manero como encargado de la PGR e inclusive Santiago Nieto dice que no hay que descartar al ex Secretario de Seguridad Pública en el gobierno de Vicente Fox como posible coordinador general, es decir, la mano derecha de don Bernardo Bátiz”.
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