El Infierno de Dante da origen a una sorprendente e insólita exposición

Una exposición dedicada al Infierno era hasta hace poco impensable, recuerda Jean Clair (París, 1940), uno de los críticos y curadores más prestigiosos y polémicos de la actualidad, autor de la muestra Infierno, en las Escuderías del Quirinal, que abrió el 15 de octubre pasado y culminará el 9 de enero de 2022, con la cual se concluye idealmente las conmemoración de los 700 años de la muerte del poeta Dante Alighieri, y que se conforma como una de las exhibiciones más ambiciosas y sorprendentes de este año en Italia.

Si bien el Infierno de la Divina comedia ha sido el cántico más atractivo para los artistas, respecto del Purgatorio y el Paraíso, nunca antes se le había dedicado una muestra específica. No era un tema que interesara a las instituciones, según dijo Jean Clair, quien cocura la exposición junto con su esposa Laura Bossi.

Los cambios de esta época, la crisis provocada por el calentamiento global, las guerras y ahora la experiencia de la pandemia de Covid-19, han generado una percepción de vulnerabilidad antes inexistente en la sociedad, volviéndolo tema de gran actualidad y atracción.

En una entrevista con Il Giornale dell’arte, Clair remarcó: Desde 2006 propuse el tema del infierno a algunos recintos en Francia, y al Museo del Prado, pero no les interesó. Este proyecto cumple con un sueño personal añejo: cerrar mi trabajo de curador (que realiza desde 1986) con un tema espectacular.

Difícilmente podría haber una figura más apta para una exposición similar, ya que Clair, quien entre sus actividades es miembro de la Academia Francesa y fue director del Museo Picasso de París por 16 años, así como curador de la Bienal de Venecia (1995), ha dedicado buena parte de sus estudios académicos a sondear la atracción del arte por la fealdad, no por la belleza, a partir de la era moderna, como había sido hasta entonces, en particular durante los últimos 100 años, cuando el hombre se ha esforzado por multiplicar la representación de la agresividad, la fealdad y el horror (Medusa, 1989).

Infierno es, por tanto, una muestra muy personal, que difícilmente podría haber cedido a la tentadora presentación cronológica del incontable número de excelsas obras producidas a lo largo de siete siglos en historia de la Comedia, cuya catalogación se comenzó a recopilar desde la llamada Iconografía dantesca (1898) a cargo de Ludwig Volkmann.

El magnetismo de la Comedia ha atraído desde su origen a su reproducción por imágenes, desde ilustradores anónimos o híper refinados de manuscritos hasta grandes maestros del arte. El primer ejemplo ilustrado conocido es el célebre manuscrito Trivulziano (1338), y desde entonces ha continuado hasta nuestros días, cuando la Comedia ha tenido un alcance universal y transversal, por ejemplo, el manga de Kiyoshi Nagai.

La Jornada