La oposición política

Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del martes 03 de marzo 2019. La oposición política: cuando algunos de los de siempre se quieren autoproclamar como “Contrapeso” lo primero que no tienen es memoria de quiénes son y por qué perdieron las elecciones el año pasado; segundo, los contrapesos se dan en los espacios institucionales: Congreso, Poder Judicial e incluso un poder de facto, que por cierto está vacío también, como es la CONAGO, y si me apuran, hasta en los poderes fácticos legales… Los tecnócratas ante AMLO: silencios, repliegues y estampida… Eran grupo y hoy son solistas o duetos.

Rayuela

México es un enfermo en cuidados intensivos. Por donde le aprietan sale la pus.

No descalificar a las calificadoras

Enrique Quintana, escribe en El Financiero: “Algunos de los partidarios del gobierno del presidente López Obrador han sido muy críticos de las tres grandes calificadoras que han tomado recientemente decisiones sobre México. El 29 de enero, Fitch tomó la decisión de bajar dos escalones la calificación de la deuda de Pemex y dejarla apenas en el nivel mínimo para tener el grado de inversión. Moody’s ya había bajado previamente –en la administración de Peña Nieto– la calificación de Pemex, pero el 15 de febrero señaló que el plan de fortalecimiento de Pemex había resultado decepcionante, pero dejó en el mismo nivel la nota de la petrolera, que también está en el peldaño más bajo del grado de inversión. S&P, por su parte, que no había hecho movimientos, el viernes 1 de marzo puso en perspectiva negativa la calificación de la deuda soberana de México, es decir, la del gobierno. Ayer, como era de esperarse, también revisó la perspectiva de la deuda de Pemex, en consonancia con la revisión que hizo a la deuda soberana y la dejó en BBB+, pero ahora con perspectiva negativa. Pero, de hecho, la calificación de S&P deja la deuda de Pemex en tres escalones arriba del grado especulativo en virtud del respaldo gubernamental que la empresa tiene. Hay que entender que las calificadoras pueden poner buenas notas a empresas estatales y malas notas a empresas privadas. Pueden poner notas positivas a monopolios y notas negativas a empresas que están en mercados competitivos. No se juzga el tipo de empresas, sino la capacidad de pago de los emisores de deuda. Después del gran chasco que recibieron con las crisis de 2008, mejoraron sus métodos y son más exigentes en las valuaciones, en las que, por cierto, no coinciden. Fitch y Moody’s tienen a Pemex más abajo que S&P. Y tienen razón quienes argumentan que los problemas de Pemex no surgen en el gobierno de AMLO, sino vienen de administraciones anteriores. Le cuento rápidamente. Los grandes campos del golfo de Campeche, Cantarell y Ku-Maloob-Zaap, comenzaron su declinación en la producción desde hace más o menos 15 años. (…) La salida que le dio el gobierno de Peña Nieto a esta problemática fue la reforma energética. Es decir, abrir al sector privado la exploración y extracción de hidrocarburos, con objeto de que Pemex no tuviera que cargar con la responsabilidad exclusiva de incrementar la producción por carecer de los recursos para hacerlo. El problema es que este modelo daría resultados de largo plazo frente a un deterioro inmediato de las finanzas de Pemex. El problema que están viendo las calificadoras es que, decidido a no continuar profundizando la reforma energética, el gobierno de AMLO no ha presentado una propuesta creíble para la petrolera. No importa que no continúe con la reforma, las calificadoras juzgarán la capacidad de pago de Pemex y el efecto que su eventual fortalecimiento pueda tener en las finanzas públicas. Descalificar a las calificadoras, en lugar de entender el problema que están visualizando, es el mejor camino para meternos en un problema mayor”.

La oposición política

Samuel Aguilar Solís, escribe en El Financiero lo siguiente: “En estos días varios son los debates que se han generado sobre la ausencia de “contrapesos” al inmenso poder presidencial actual y a su estilo, el “modito” que tiene de hacer y decir las cosas el Presidente López Obrador. (…) En no pocos espacios sociales se habla de la falta de contrapesos al poder presidencial, creo que cuando algunos de los de siempre se quieren autoproclamar como parte de eso lo primero que no tienen es memoria de quiénes son y por qué perdieron las elecciones el año pasado; segundo, los contrapesos se dan en los espacios institucionales, es decir Congreso, Poder Judicial e incluso un poder de facto, que por cierto está vacío también, como es la CONAGO, y si me apuran, hasta en los poderes fácticos legales. Desde siempre en la historia de las formas de gobierno en el mundo, han existido contrapesos y aquí resulta que uno muy importante como es el Congreso también cuenta con un bloque parlamentario para sacar adelante las reformas que el proyecto de López Obrador tiene en mente y en el caso de la Corte al parecer la autocensura y el alineamiento se comienza a vislumbrar y pues el caso de CONAGO es un cascarón vacío por la sumisión de los gobernadores al presidente, así es que contrapesos reales no existen. Ahora bien me parece que la crisis no para aquí, lo que también queda claro es que la oposición política no se ve y no se ve porque no existe, entonces el problema es mayúsculo. La oposición política quedó borrada con el tsunami el del año pasado y también los poderes fácticos poco a poco se empiezan a alinear con el Presidente o están marginados o han decidido pasar a un bajo perfil. En conclusión: hay un súper poder presidencial con fuerzas políticas adversas muy débiles y dispersas enfrente, lo que lleva a la amenaza de un sistema político con un movimiento político hegemónico (MORENA) que de continuar la actual polarización lo único que se ve en el porvenir es un cada vez más debilitado proceso democrático y la entrada en un camino autoritario si la oposición política no se regenera y se reinventa con la previa autocrítica, con la inclusión de nuevos actores, organizaciones y movimientos contrarios a la visión de país del actual poder. (…) Entonces, si la oposición no existe hay que crearla, bajo la premisa de que todo lo que antes existía se ha evaporado por los aires y no me refiero nuevamente solo al ámbito nacional, hoy hay que crear e imaginar nuevas formas de actuar político, de organización, de lenguaje político para comunicar, de nuevos programas y nuevos actores no solo para enfrentar al poder, entonces sí para construir contrapesos, y donde haya consenso y acuerdo construir con el poder, ya que al final lo que se quiere es lograr un México con desarrollo, en paz, en libertad y mejor democracia”.

Los tecnócratas ante AMLO: silencios, repliegues y estampida

Luis Miguel González, en El Economista, escribe que: “¿Cuándo comenzó la Presidencia de AMLO? El calendario político dice que fue el 1 de diciembre del 2018, pero a todos nos consta que no fue así: López Obrador comenzó a tomar decisiones de asuntos públicos algunas semanas antes de tomar posesión. Esto fue evidente en la cancelación del aeropuerto. (…) La claudicación de Peña Nieto no sorprendió a casi nadie. Algunos la atribuyen a un pacto con AMLO y otros, simplemente, nos recuerdan su mediocridad. El presidente Enrique Peña que se quedó pasmado luego de la derrota de su partido es el mismo que no supo citar tres libros en la FIL de Guadalajara en el 2012 y, también, aquel que invitó a Donald Trump en agosto del 2016. Es el presidente que se quedó callado en Los Pinos, cuando López Obrador anunció la anulación de la reforma educativa. Se quedó callado, sonrió y le dio la mano, como si estuviera filmando un spot, luego de escuchar el anuncio de la demolición de una de sus reformas. Casi nadie esperaba otra actitud de Peña. Lo que sí llama la atención en este arranque de la 4T es la pasividad de los tecnócratas. No han asumido una actitud más aguerrido en la defensa de las reformas estructurales que impulsaron, ni de las grandes decisiones que tomaron. Esta actitud es uno de los hechos más relevantes del comienzo del sexenio, en materia económica. Esta tribu que fue todopoderosa se ha convertido en una sombra. Si antes eran elocuentes y ubicuos, ahora están “borrados”. Tienen dificultades para contestar contundentemente los señalamientos de López Obrador y su equipo. No importa si los acusan de haber acabado con México en los últimos 36 años; de haber incurrido en conflictos de interés, o de ser cómplices de un saqueo permanente de las arcas públicas. La mayoría se quedan callados, los que responden se encuentran con que sus respuestas rara vez llegan a la primera plana, por dos razones: a) porque ya no tienen tanto poder, y b) porque no se afanan demasiado en responder. Hay que buscar los argumentos de los que fueron secretarios entre las notas secundarias y en las cartas al director. ¿Es un repliegue táctico o una estampida? Eran grupo y hoy son solistas o duetos. Luis Videgaray no ha tenido una aparición pública desde hace meses. Se rumora que vive en Nueva York y que reaparecerá como directivo de un Fondo de Inversión. Emilio Lozoya se deja ver en restaurantes de la Ciudad de México, mientras se alista ante lo que pueda venir por su gestión en Pemex y las acusaciones de corrupción. Aristóteles Núñez, que tiene talento como comunicador y había sido crítico de AMLO, abandona Twitter. José Antonio González Anaya se prepara para iniciar la ruta de las consultorías, en sociedad con Mikel Arriola. José Antonio Meade anuncia su incorporación como consejero en dos grandes grupos: HSBC y Alfa. Ganará mucho más que el presidente. Su decisión es legal, pero absurda desde el punto de vista político. El tecnócrata que ocupó más altas posiciones en los últimos dos sexenios con sus nuevas chambas parece decir adiós a la función pública. Asume sus nuevos encargos, apenas días después de que López Obrador apuntara su dedo flamígero contra los altos funcionarios que se van a trabajar al sector privado. ¿Repliegue táctico, retirada o provocación?”.

La aprobación de AMLO

En Milenio, Héctor Aguilar Camín, escribe que: “Consulta Mitofsky ha publicado la encuesta más completa hasta ahora sobre la aprobación del Presidente López Obrador. Sus resultados coinciden en que López Obrador ha ganado importantes espacios de aprobación pero no el 86 por ciento que Carlos Loret volvió la expresión ‘Míster 86 por ciento’, queriendo decir: no hay manera de alegarle a un político 86 por ciento. Los números de Consulta Mitofsky dan un más accesible ‘Míster. 67 por ciento’. López Obrador habría ganado de noviembre para acá 5 puntos de aprobación, pero su accidentado inicio de gobierno y sus decisiones polémicas no han dejado de costarle en distintos flancos. El Presidente logra aprobaciones altas para la inmensa mayoría de sus decisiones […]. Las únicas dos decisiones del nuevo gobierno que registran más desacuerdo que aprobación son el despido de miles de burócratas de confianza (41.6 por ciento de aprobación contra 43.1 por ciento de desacuerdo) y la cancelación del aeropuerto de Texcoco (29.6 por ciento de aprobación frente a 49.5 por ciento de desacuerdo). Terminado el primer trimestre de su gobierno, el Presidente López Obrador goza de una aprobación mayor que todos sus antecesores, salvo Vicente Fox, quien en febrero de 2001, al final de su primer trimestre, tenía una aprobación de 70 por ciento. Creo que en la encuesta faltó medir lo que a ojos vista es uno de los grandes surtidores de esperanza y aprobación del nuevo gobierno: su batería de programas sociales que promete dinero en efectivo a millones de mexicanos. La encuesta incluye en cambio un resultado que mide el tamaño de las expectativas y de las ganas de creer de los mexicanos: el número de mexicanos que cree que la economía mejoró el último año pasó de 18 a 46 por ciento”.

Sobre la popularidad de AMLO

Jorge Buendía, escribe en El Universal lo siguiente: “La popularidad de López Obrador ha sido un tema recurrente en la agenda pública. Las encuestas siguen mostrando un alto nivel de aceptación hacia él, su administración y su partido. Apunto algunas vertientes que me parecen relevantes sobre la dinámica de la opinión pública en este primer trimestre de gobierno. 1.— Luego de tres campañas presidenciales, es claro que la imagen de AMLO se empezó a construir años atrás. Por ello, las razones detrás del respaldo probablemente tienen más que ver con su posicionamiento histórico que con las primeras acciones de gobierno. Hoy 80% de los ciudadanos tiene una opinión positiva de AMLO, un incremento de 7 puntos en comparación con el dato de noviembre pasado. Puede decirse incluso que una de las acciones de gobierno que más se le reconocen, el apoyo a adultos mayores, lo empezó a construir desde su paso por la jefatura de gobierno (todos los datos aquí reportados pueden consultarse en www.buendiaylaredo.com). 2.— La imagen positiva de AMLO está altamente correlacionada con su nivel de aprobación presidencial. Racionalmente esperamos que la aprobación presidencial refleje la evaluación del desempeño en el cargo (economía, seguridad pública, etc.), pero lo cierto es que es un concepto que refleja también expectativas, la evaluación de la gura del primer mandatario o incluso características de los entrevistados (deferencia a la autoridad por ejemplo). 3.— El activismo gubernamental de la nueva administración y el protagonismo mediático del primer mandatario han acaparado la atención de la ciudadanía. Aunque solo han transcurrido tres meses desde la toma de posesión, la gran mayoría de los mexicanos (85%) puede mencionar alguna acción positiva de este gobierno. El contraste con Peña Nieto es brutal: a pesar de sus buenos números en 2013, solo 43% de los mexicanos pudo mencionar entonces una acción positiva de su gestión. 4.— La narrativa social sobre el tema del huachicol ha triunfado. El desabasto de gasolina tenía el potencial para ser el Waterloo de la nueva administración. Aunque 5% menciona que el desabasto es lo peor que ha hecho hasta ahora López Obrador, un porcentaje mayor (13%) señala que la guerra contra el huachicol es lo mejor que ha hecho. Ante la pregunta de quién va ganando la guerra contra el robo de gasolina, 76% dice que la va ganando el gobierno y solo el 19% dice que los huachicoleros la van ganando. 5.— El tema de combate a la corrupción ha sido el más rentable para AMLO: 56% señala que ya se están empezando a ver resultados en esta materia. En contraste, solo 33% dice que ya empieza a ver resultados en materia de seguridad. Quizá más importante, el tema de combate a la corrupción le permite cohesionar a su base electoral. Este tema es el que más le reconocen los segmentos que le apoyan con mayor entusiasmo. 6.— No hay polarización. El corolario de la popularidad de AMLO es el bajo nivel de rechazo que despierta: este ha disminuido de 33% en 2017 a solo 6% dos años después. Del mismo modo, solo 9% reprueba su gestión como presidente. Ello significa que el combustible que impulsa a todo partido de oposición, la insatisfacción con el gobierno, es escaso en este momento. Además, la popularidad de AMLO ha traído consigo el surgimiento de Morena como un partido dominante: la estructura de competencia electoral hoy se asemeja más a los años 80 que a la del pasado inmediato”.

PRI: a la deriva o al abismo

En Milenio, Carlos Puig, escribe: “leí con atención el ejercicio periodístico de nuestro diario alrededor de los priistas ahora que celebran […] un aniversario más. Tres entrevistas con los que podrían, o quieren o se rumora aspirantes a liderar el Partido Revolucionario Institucional. Leí también algunas que ha dado José Narro Robles que, entiendo, hoy mismo recibirá a Israel Navarro. Juro que busqué y busqué una propuesta, una idea nueva, una política pública que los separe del actual gobierno o si quisieran del suyo que acaba de terminar. Fracasé en mi búsqueda. Se miran al ombligo todo el tiempo, que si el problema fue ‘el error de Campeche[…], que si el problema es que se alejaron de los liderazgos locales, que si el problema fue no escuchar a la militancia, que si hay que estar unidos, que si no queda más que esperar a ver cómo gobierna esta administración para que se compare con el otro. Frente a la metódica destrucción de su legado, sus reformas de hace seis años: la energética, la educativa… No dicen nada. Frente al menoscabo de instituciones y órganos que ellos construyeron o ayudaron a construir, nada. De corrupción no hablan, por ejemplo. Parece bastarles la frívola discusión de si hay que expulsar a Peña Nieto o no. Y luego, pregunto yo, con quién o qué lo sustituyen […]. Me encontré ayer un tuit de Vanessa Rubio que decía: ‘soy simpatizante del @PRI_Nacional porque comulgo con sus principios: libertades y derechos humanos; democracia social con rechazo al autoritarismo; y justicia social que asegure acceso a derechos y a oportunidades’. No se dónde encontró Vanessa esos principios, pero al menos los enumera, con esa generalidad que todo partido podría firmar, pero algo es algo. Ahora, lo más curioso es que Vanessa, gran jefa en la última campaña priista y Senadora de la República de la bancada del PRI, se diga ‘simpatizante’. Pues sí”.

PRI: Renovación va más allá de las palabras

Reforma, Templo Mayor, asegura que: “en la ceremonia por el 90 aniversario del PRI hubo de todo, empezando por la promesa de Claudia Ruiz Massieu de que ahora sí, en serio de verdad, habrá democracia interna para la renovación de la dirigencia tricolor. El que reapareció en público fue Manlio Fabio Beltrones, en tanto que el Gobernador que se llevó el aplausómetro fue Alfredo del Mazo, al que más de uno le pidió la receta para llevarse bien con AMLO. De los aspirantes a encabezar el PRI fue notoria la ausencia de Alejandro “Alito” Moreno, quien dicen que no vino para evitar darle armas a Ulises Ruiz y a Ivonne Ortega de que atiende asuntos partidistas en su horario de trabajo como Gobernador.”

Indigno papel del INAI

En Milenio, Carlos Marín, escribe que: “despreciado, ninguneado, desairado por el gobierno como está siendo el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, para llorar le pinta cumplir con sus responsabilidades ante la apertura total o parcial de los perniciosos archivos secretos. El comisionado Presidente, Javier Acuña, admitió ayer con Ciro Gómez Leyva (Radio Fórmula) que todavía ‘estamos esperando, como todos los mexicanos a partir del viernes pasado, unos lineamientos que no hemos podido conocer en detalle’. Su entrevistador le comentó que esos archivos son más bien ‘un museo que va desilusionar mucho a quienes creen que van a ser como los de la Stasi alemana’ […], en lo cual Acuña coincidió, pero que será ‘el museo ominoso’ porque ‘hay ciertas coordenadas en la vida de un personaje público, sea opositor o leal al gobierno, a quien se le puede seguir desde la misión de inteligencia’, pero no se vale interferir en ‘un encuentro durísimo con amantes o personas de cualquier otra circunstancia, o que se revele que se encuentra con sus hijos o con sus parientes, reconocidos o no, etcétera. Esa es la parte, vamos a decir, morbosa, tristemente penosa, que ocultan probablemente…’. […] Cabe la posibilidad de que el gobierno del Presidente López Obrador abra directamente estos archivos sin pasar por el INAI y que ustedes detecten que parte de esa información tendría que seguir siendo reservada… ‘¡Claro!’, pareció celebrar Acuña […]. Triste papel. Y para colmo, Acuña es uno más de los titulares de organismos que aguardan con indigna paciencia la oportunidad de que el Presidente los escuche. No sabe honrar su papel ni exige respeto a su institución. De lástima. Qué pena”.

Auxilio

Excélsior, Frentes Políticos, asegura que: “hay un Gobernador que ha trabajado duro en contra de la inseguridad, pero como él mismo afirmó, ‘hay un chingo de criminales’. Por ello, Cuauhtémoc Blanco, mandatario de Morelos, solicitó al gobierno federal el envío de fuerzas federales al estado. Y a la Fiscalía General de la República pidió la atracción de los casos más graves registrados tras el repunte de la violencia. En su mensaje se dirigió a la sociedad para pedirle realizar denuncias anónimas, pues esa, dijo, será la principal herramienta y la clave para detener a los criminales que han provocado la crisis de seguridad por la que atraviesa Morelos. Nada mal estaría que la Guardia Nacional se estrenara en tierra del Cuauh. Se necesita, pero ya”.

La sorpresa de los 100 días

El Universal, Bajo Reserva, asegura que: “el Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene preparada una sorpresa para el aniversario de sus primeros 100 días de mandato. Nos dicen que después de presentar su informe de 100 días, don Andrés Manuel dará a conocer denuncias contra los presuntos responsables de millonarias compras irregulares de medicamentos y también de aquellas empresas que otorgan facturas falsas. Nos aseguran que la información está lista y que en días pasados se analizaba la posibilidad de darla a conocer, sin embargo, se decidió esperar hasta cumplir los 100 días de la administración. El mandatario, nos dicen, presentará ante la SHCP las denuncias, caiga quien caiga”.

¡Dame la feria, pendeja!

En Excélsior, Yuriria Sierra, escribe que: “transferir dinero a las mujeres víctimas de violencia sólo las pondrá en una nueva y más grave situación de vulnerabilidad. Ahora los hombres las violentarán, además, para quitarles el dinero del ‘apoyo’. Ayer, lamentablemente, conocimos ya del primer caso: “Ella está grave por golpes severos. Cerraron su albergue. Su marido la encontró y le propinó una paliza para exigirle que le entregara el dinero que AMLO le dio en compensación, cuando abandonó el refugio donde estaba resguardada. No existe la compensación. ¿Cuántas de ellas habrá?…’, lo reflexiona Julieta Fierro, una de las grandes divulgadoras de la ciencia en nuestro país. Y la suya es una pregunta que nos hacemos muchas mujeres y que el Gobierno de México tendría que responder con la claridad en su justa dosis para asegurarle a las 20 mil mujeres beneficiarias de los refugios que seguirán estando a salvo; pero también para decirle a esas tantas que hoy no forman parte de la estadística, que aún combaten la violencia en silencio y entre las cuatro paredes donde se hace presente, que sí, que sí hay salida, que existen oportunidades para brindarse una nueva vida. El combate a la corrupción no es un frente con el que no podamos estar de acuerdo, por supuesto que debe revisarse la operación de los programas sociales y garantizar el correcto manejo y destino de los recursos, sin embargo, la suspensión de ayuda ‘mientras se analiza’ o modifica su entrega, sin mayor detalle o sustento, no es una opción cuando se habla de proyectos que velan por la integridad de las personas […].  Cuando nos referimos a los refugios, donde es la vida de las mujeres, e incluso de niños y niñas, la que está en riesgo, la decisión muestra desconocimiento sobre un problema tan grave como lo es la violencia de género: ‘Increíble que decisiones recientes exhiban a un gobierno que dice empoderar a las mujeres, pero, por lo visto, sólo a las que forman parte de su gabinete (…). Un equipo que ignora la evidencia, los datos, las evaluaciones que existen sobre los beneficios que proveen las estancias y las vidas que salvan refugios. Usando el pretexto político de malos manejos y corrupción que, sin duda han existido en algunos casos, pero no ciertamente no en todos…’, apuntaba ayer Denise Dresser en Reforma […]. La naturaleza de este programa no es garantizar efectivo a las víctimas, es reducir, terminar, con los escenarios de vulnerabilidad de los que escapan; entregar el recurso directamente sólo incrementa el peligro y el riesgo de abuso y explotación. Hacemos énfasis: los nueve feminicidios diarios que se registran en nuestro país […] tendrían que ser motor para generar políticas públicas mucho más sensatas, que velen por la integridad de las personas. Los derechos humanos no se garantizan con la entrega de recursos. No puede verse desde esa perspectiva no sólo limitada, sino también profundamente peligrosa. Si ya lo decíamos con las estancias infantiles […] desempoderando, una vez más, a las mujeres […], en el caso de los refugios es todavía más grave: las desarma y deja en situación de completa vulnerabilidad frente a sus abusadores: ‘¡Dame la feria, pendeja!’, será la ‘celebración’ más común en muchos ‘hogares’ mexicanos de este nuevo ‘programa social’”.

Labor Migrante

Milenio, Trascendió, asegura que: “en la Secretaría de Relaciones Exteriores, que encabeza Marcelo Ebrard, que ya pasaron tres días y siguen esperando una sola prueba de lo que difundió el NYT sobre que el gobierno de México hace una ‘labor de contención con los migrantes’ en su camino por territorio nacional ‘para congratularse con Donald Trump’. Lo que sí hay, aseguran, es un esfuerzo sin precedente para atender la demanda de un flujo jamás visto, pero nada de concesiones en detrimento de la soberanía y menos interés alguno en polemizar sobre asuntos ‘claramente electorales’ del país vecino”.

@loscabareteros