El terror familiar de “Chiquimarco”: golpes, amenazas, violencia sexual…

El 1 de agosto de 2022 fue la última vez que el exárbitro de la LigaMX Marco Antonio Rodríguez golpeó a su ahora exesposa. Ambos forcejearon por unos documentos y sus hijas vieron cómo la mujer fue violentada, una vez más, por quien también se desempeña como analista de futbol en la cadena de televisión TUDN. La pelea cesó cuando las dos muchachas y una hermana de la agredida intervinieron. Lo amenazaron con grabar un video y llamar a la policía. Ese día el acusado abandonó el domicilio familiar.

Dos días después la mujer lo denunció ante Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México y 11 meses después Rodríguez, conocido popularmente como “Chiquimarco”, fue vinculado a proceso por un juez por su probable participación en el delito de violencia familiar. Como medidas cautelares, al imputado se le prohibió acercarse a la víctima y al domicilio, así como tener comunicación con ella.

“Quise quitarle estos documentos (las escrituras de su casa), y no me lo permitió. Avanzó por las escaleras, yo traté de agarrarlos mientras él me golpeaba. Siguió caminando, me empujó y nos caímos. Ya en el piso él cayó encima de mí, sentí golpes en el cuerpo, pero hubo uno que prácticamente me detuvo de luchar, fue en mi costado izquierdo; fue fuerte y rápido”, narra en entrevista con Proceso.

Detrás de su imagen pública de un profesional intachable y hombre de fe, Marco Antonio Rodríguez oculta su verdadera personalidad: es violento y vengativo. “Hizo de su hogar un infierno”, describe la sobreviviente cuyo nombre será omitido para protegerla.

La víctima relata cómo fue agredida por quien fue su esposo durante 28 años. Además, dice que ella y su familia han sido amenazas por Rodríguez “y terceras personas” desde que decidió denunciarlo. El exárbitro también fue denunciado por una de sus hijas, por violencia psicológica.

“Él me decía que por ser su esposa debía de ser sumisa y no podía decir nada, aunque me lastimara. En un principio yo quise defenderme, quise manifestar mi punto de vista, pero él se burlaba de mí. Lo tengo muy marcado porque los golpes siempre eran entrando a la recámara, golpes en la cabeza y en la espalda para que no se vieran. Cuando estábamos en público y me decía: ‘Ahorita platicamos o necesito hablar contigo’ yo ya sabía lo que significaba. Me había equivocado en algo y comenzaba el temor”.

“Me amenazó (por denunciarlo), me dijo que la persona que lo defiende conoce a personas de la Unión Tepito y que me van a poner en paz a mí y a mi familia. Sé que es cierto porque él es así de vengativo y violento. De alguna manera todo lo que él dijera yo tenía que tomarlo en cuenta y la verdad me frustré mucho, pero finalmente me animé a denunciarlo”, cuenta entre lágrimas.

Proceso