Solo en el escenario, con una iluminación estudiada, más digna de un telepastor que de un ferviente católico, Eduardo Verástegui debió pensar en lo dicho poco antes por su tocayo de apellido Bolsonaro: Imagina tener un presidente que encima de inteligente es guapo, como él.
Era noviembre de 2022 y el ex galán de telenovelas cerraba con su discurso la primera edición en México de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), cumbre de la ultraderecha que llama derechita cobarde al Partido Acción Nacional (PAN) y representante del maligno en la Tierra al papa Francisco.
¡Viva México! pic.twitter.com/nARunocu7a
— Eduardo Verástegui (@EVerastegui) August 13, 2023
Pese a la presencia de varios pesos pesados de la ultra –incluyendo el mensaje en video de Donald Trump, su figura mayor– Verástegui, en su calidad de anfitrión fue el más elogiado.
Hizo entonces el anuncio que lo llevó a la sede del Instituto Nacional Electoral (INE) el pasado 7 de septiembre: Somos la mayoría [y tenemos que] construir la verdadera alternativa.
Mexicanos, ¡es la hora de firmar! Juntos somos más fuertes, y con esa fortaleza construiremos el sueño mexicano. #VivaMéxico pic.twitter.com/IGo0r7pRjc
— Eduardo Verástegui (@EVerastegui) September 12, 2023
El auditorio, lleno de representantes de la ultraderecha latinoamericana y mundial acompañados de monjas, se le rindió desde el principio, pero casi llegó al éxtasis cuando Verástegui concluyó su discurso de la manera no por esperada menos impactante: miró hacia arriba, como si en el techo de ese hotel de Santa Fe estuviese el Altísimo, y gritó: ¡Viva Cristo Rey!
¡Vivaaaa!, cerró la multitud.
La Jornada