Huracanes en Acapulco: Salgado Macedonio y sus zapatos limpios

«El 11 de octubre de 1997, luego de que el huracán Paulina azotara Acapulco, mientras evaluaba los daños en el puerto, el presidente Ernesto Zedillo fue confrontado por Félix Salgado Macedonio.

Así lo cronicó Daniel Lizárraga en Reforma del día siguiente:

‘Cuando el general Enrique Cervantes Aguirre informaba al presidente las acciones emprendidas por las Fuerzas Armadas en las zonas devastadas por el huracán Paulina, un regidor perredista, intempestivamente, se levantó de su lugar. ‘Señor presidente’, le dijo para llamar su atención, con la mano derecha por encima de su cabeza. El mandatario enrojeció. Apretó las mandíbulas, tomó el micrófono que tenía más a la mano y apuntando directamente al opositor le dijo: ‘Siéntese por favor’. El perredista no cedió. De pie, seguía con la mano levantada. Pedía la palabra. -’Señor presidente’, insistió. Zedillo alzó la voz y directamente le dio una orden: ‘Le ruego señor respeto a mi investidura como presidente de la República’. El senador Félix Salgado Macedonio aprovechó un descuido de la guardia personal del mandatario y logró colarse casi hasta la mesa de trabajo instalada para los secretarios de Estado en la presidencia municipal de Acapulco. ‘¡Señor presidente, lo están engañando!’, grito el perredista. Zedillo reventó. No contuvo más su enojo. El coraje le hizo levantar la voz. Enérgico, lo señaló: -’Mire señor senador, me hubiera gustado verlo en los albergues, que es donde yo estuve hace un rato con la gente. Me hubiera encantado que me acompañara’. -’De ahí vengo’, le respondió el senador. (…) Los tenis del senador estaban limpios. Perfectamente blancos. Los de Zedillo, llenos de arena»: Salvador Camarena.

El Financiero