«Exabrupto de la gobernadora aparte, su reclamo por la supuesta omisión del gobierno federal en temas de violencia puede abordarse desde otro punto de vista: ¿qué va a ser de la colaboración entre entidades federativas cuando termine el sexenio de AMLO?
La polarización que vive México se ha traducido, entre otras cosas, en que se volvió costumbre que a Palacio Nacional acudan con (demasiada) frecuencia los gobernadores del color del ocupante de ese inmueble y que, por el contrario, gobernantes de otras entidades no son tratados de forma similar.
Es como si hubiera gobernadores de primera y de segunda. Vaya que decir mandatarios estatales de primera e incluir entre ellos a alguien como Cuauhtémoc Blanco, eso sí calienta, para citar al clásico.
Pero que te dispensen un trato privilegiado, en efecto, se logra con sólo adherirse al lopezobradorismo, así te llames Ricardo Gallardo y antes hayas sido visto con desdén por quien ahora porta la banda presidencial»: Salvador Camarena.