«Si se entienden bien los juegos estratégicos de poder, la candidata opositora Xóchitl Gálvez Ruiz acudió al Vaticano para repostar el contenido ideológico de la derecha político-religiosa del PAN y pedir que la Santa Sede se convierta en un INE paralelo, en tanto que la agenda de la candidata morenista Claudia Sheinbaum Pardo se redujo a dejar muy claro las elecciones serán entre políticos mexicanos sin intervenciones extranjeras.
La iglesia católica ha tenido malas referencias respecto a la iglesia católica en la historian nacional: combatió a Juárez, bendijo a Maximiliano, creó el partido católico para hacerse del poder político, se rebeló contra la Constitución de 1917, impulsó la contrarrevolución cristera y finalmente pactó con Carlos Salinas de Gortari la reforma que reconoció la existencia jurídica de la Iglesia a cambio bendecir el fraude electoral de 1988 y legitimar el proyecto salinista.
La agenda política en el Vaticano de la candidata Gálvez Ruiz no fue otra que la del panismo conservador que se ha opuesto a los avances sociales mexicanos en materia de reconocimiento de derechos sexuales, a las reformas a favor del divorcio y a la legalización del aborto, decisiones éstas que fuera un pivoteadas por el PRD de Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles Berlanga y que hoy el PRD salinizado y neoliberalizado de los Chuchos están avalando la contrarreforma social que encabeza el PAN en materia de derechos sexuales.
Ante la incapacidad de la oposición para aprovechar las ventajas de la estructura electoral posterior al fraude de 1988, el PAN ha fijado la estrategia de que su candidata Gálvez Ruiz ande por el mundo –Washington, Madrid, Roma– cantando por anticipado una elección de Estado y un fraude electoral que no se ve viable por la actual configuración de los organismos electorales y tratando de vender la idea de que la elección de junio serán una repetición de las que propiciaron el fraude electoral panista de 2006 y el fraude electoral priista de 1988″: Carlos Ramírez.