Nacionalismo, proteccionismo… ¿Y en México?

¿Y la economía de México...?

Al escribir este texto, en la prensa se destacaba la renuncia de Agustín Carstens al Banco de México (Banxico) para hacerse cargo de la gerencia del Banco Internacional de Pagos, a partir de octubre 2017. Excelente noticia para el Banco Internacional de Pagos y para Carstens, pero mala para nuestro país. No tenemos en orden la economía y nuestro margen de maniobra es francamente muy reducido.

Al margen de importante distinción para Carstens, la situación económica y financiera del país no están como para improvisaciones y menos para relevos en los que figure un cuadro más político que económico (por aquello de especular si Luis Videgaray lo sucedería en el cargo). Carstens respondió con creces y de manera brillante, junto con su equipo de trabajo desde la Junta de Gobierno del Banxico, manteniendo la cordura y tomando decisiones acertadas en épocas de incertidumbre y turbulencia financiera. Algo muy importante, manteniendo a raya la presión del ejecutivo y hacer valer la autonomía de esa institución. Espero no se cometa un grave error al nombrar sucesor.

http://www.elfinanciero.com.mx/economia/carstens-renuncia-al-banco-de-mexico.html

Por situaciones como ésta pero más por las condiciones de tremenda incertidumbre económica mundial por las que estamos pasando, resulta imprescindible para nuestro país hacer un esfuerzo mayúsculo para entender, primero, la magnitud de los cambios que se están gestando a nivel geopolítico; y segundo, porque nuestra economía está pasando agua y muy frágil.

No es trivial, en serio, que en un futuro puedan estar sentados en el Consejo de Seguridad de la ONU en el cual coexistan Xi Jinping, Vladimir Putin, Theresa May, Marine Le Pen y Donald Trump. En el mundo de hoy, estamos lejos de los liderazgos de Roosevelt o Churchill, por decir lo menos. El surgimiento de posiciones nacionalistas y proteccionistas tendrá consecuencias no deseables en multitud de ámbitos.

Simplemente, este fin de semana, en Italia habrá un referendo respecto a la reforma constitucional propuesta por el Primer Ministro Mateo Renzi en la que pretende dar mayor estabilidad al sistema político italiano y, por lo mismo, viabilidad a cualquier programa reformista. Se trata de un ajuste drástico en lo político, pero que perfila uno igual y serio para la banca italiana muy parecido al de Grecia, en 2014.

En el contexto particular de México, es temprano para entender el perfil que tendrá la administración de Trump. Algunos nombramientos dentro de su equipo son preocupantes, otros son más sensatos. A corto plazo, sus planes pueden proveer un poderoso estímulo económico para la economía norteamericana, sin duda.

Por ejemplo, la fuerte reducción que esperamos en tasas impositivas de EUA a nivel tanto corporativo como individual, impulsarán la inversión y el consumo. La inversión propuesta en infraestructura incrementará competitividad. Un incremento en gasto y una reducción en recaudación fiscal preocuparían; sin embargo, es probable que el programa propuesto para repatriar hasta cinco billones (millones de millones) de dólares de utilidades que empresas estadounidenses tienen guardadas en otros países, provocará una recaudación importante de una sola vez, ofreciendo más recursos para potencial inversión local. Si bien México se podría ver beneficiado si el crecimiento estadounidense se acelera (Como algunos analistas han anticipado), la narrativa antiMéxico de Trump limita ese beneficio.

No queda claro cómo creceremos en el futuro cercano en México. Es importante entender que las medidas antes descritas deberían acelerar el alza de tasas de interés en dólares. Ante ese escenario, el dólar debe seguirse fortaleciendo contra otras monedas. Esto hará que Banxico tenga que subir la tasa de interés en pesos en forma importante, otra vez. Esto afectará al consumo, que ha sido fuente importante de crecimiento y de inversión local.

Por otro lado, sabemos que la inversión extranjera se parará en seco, al menos en lo que definimos qué pasa con el TLCAN. Por primera vez pagaremos más por servicio de deuda que en inversión pública, pero nos dicen que el gasto público bajará. Desgraciadamente, esto no es creíble, pero tampoco aumentará en forma significativa. Y nuestras exportaciones netas quizá mejoren, pero no suficiente.

Es indispensable que el gobierno de Enrique Peña ponga la casa en orden. Nos hemos quedado sin margen de maniobra en lo fiscal. El ejercicio del gasto público es desastroso. México tiene que mostrar que con o sin TLCAN es un destino de inversión deseable, una economía pujante y un país que por mérito propio se va a desarrollar.

La situación económica y financiera del país no están como para improvisaciones y menos para relevos en los que figure un cuadro más político que económico en Banxico.

@leon_alvarez