Fuegos políticos de artificio

«Cierto, a veces es preciso lanzar fuegos de artificio en la política. Inventar o crecer adversarios, debates, problemas, interlocutores o conflictos, a fin de distraer la atención y avanzar, ahí, donde el empeño está verdaderamente puesto.

Es un ardid socorrido que, bajo dominio, con frecuencia rinde frutos pasajeros. Sin embargo, implica riesgos. Cuando el artificiero pierde el control puede terminar provocando un incendio o cuando él mismo sucumbe al hechizo del espectacular efecto visual o sonoro, la distracción termina suplantando al motivo. Cuando lo uno o lo otro sucede, la pólvora se quema en infiernos o infiernillos»: René Delgado.

El Financiero