Reconozco que no es fácil estar ahí sentado en la negociación. Ser profesional del sector púbico –para aquellos que realmente lo son por convicción- es muy complicado y difícil en una coyuntura como la actual. Es paradójico, pero en ambos bandos (EUA y México) seguramente hay gente improvisada que nada tiene que hacer ahí, pero que está por cuestiones políticas. A ellos, mi desprecio total.
No cabe la menor duda, estamos en uno de los puntos más complicados de la renegociación del TLCAN; quizá, y lo digo sin reparos, ha llegado el momento de releer el libro de Trump “El arte de la negociación”, hay una frase que resulta muy elocuente: “La clave de lo que yo propongo es jugar con las fantasías de la gente…algunas veces, parte de construir un acuerdo implica denigrar a tus competidores”.
Esto me lleva a recordar que el gobierno mexicano intentó negociar con Trump al típico estilo de política priísta rancia de los 70´s con foto, acuerdo, firma y foto… y han dado bandazos inexplicablemente.
Qué pena por nuestras autoridades. Porque todo el sexenio también manejaron la economía con ese mismo criterio y ahora que se requieren “soluciones creativas” no tienen idea de cómo responderle o cómo negociar con Trump. Si hubiera un mínimo sentido “creativo” utilizaríamos las cartas que tenemos nosotros: migración, deportaciones, trasiego y cultivo de droga nacional y desde Sudamérica hacia Estados Unidos y, por qué no, diferir el acuerdo indefinidamente. En fin…
Y lo que molesta, primero, es que el presidente norteamericano no se ha tentado el corazón con México (no podemos evitar eso). Se la ha pasado denigrando al gobierno, personificado por Videgaray y Peña Nieto en cada oportunidad que tiene; en segundo lugar, porque como lo describe en su manual de negociación, desde la campaña, ha jugado con las fantasías por lograr un acuerdo antes de las elecciones de 2018, como una forma de “asegurar” un triunfo de Peña Nieto y del PRI para competir en las elecciones contra López Obrador (aquí sí podíamos hacer algo y no hablo de envolvernos en la bandera nacional a lo Juan Escutia sino de imponer respeto). Y es lógico, como pececillos están enganchados al anzuelo y los trae de amenaza en amenaza por la visión política de Peña y Videgaray. Si estuvieran gobernando bien el país esto no debería preocuparles… pero.
A pesar de lo que diga el gobierno y lo que se difunde en la prensa, a estas alturas de la negociación: ¿alguien duda que Trump juega con nuestras fantasías y nos denigra a placer?
Lo único que podemos tener de consuelo, si es que se puede llamar de esta forma, es que en esta cuarta ronda de negociaciones, Canadá ya se convenció que también será afectado por Trump, sobre todo, por la famosa cláusula “sunset” que involucra directamente intereses de sus inversiones en aeronáutica y el sector automotriz de mediano y largo plazo.
Si la propuesta de poner un plazo de caducidad de cinco años al TLCAN (Cláusula sunset) se lleva todos los titulares, ¿qué opinan de la exigencia de que al menos 50% de los vehículos de la región NAFTA sean hechos en Estados Unidos?
Solo si la cláusula sunset se implementara, haría pedazos la forma en que funciona la producción automotriz en América del Norte. Pegaría fortísimo en las ciudades automotrices de México como: Aguascalientes, Guanajuato, Baja California, Nuevo León, Querétaro o Coahuila, por ejemplo.
Ambas propuestas son tan agresivas para México y Canadá que hacen imposible aceptarlas. Son agresivas de forma y de fondo. La sunset clause, que terminaría el acuerdo en cinco años, a menos que se vuelva a ratificar, ya había surgido a mediados de septiembre pasado y generó un rechazo radical de canadienses y mexicanos.
La razón es muy simple: un tratado como el NAFTA va mucho más allá de la regulación de los flujos comerciales. Hace posible la realización de cuantiosas inversiones porque otorga certidumbre de largo plazo. Esta cláusula mataría la realización de muchos proyectos que están diseñados para tener retorno en plazos de 10, 15 o 20 años como los que ejecutan la industrias aeronáutica y automotriz.
¿Por qué Estados Unidos insiste en una propuesta que ya fue rechazada en las primeras tres rondas? Los negociadores piensan que es una forma de disfrazar la necesidad de concesiones significativas en otros temas, por ejemplo, las reglas de origen, que no es otra cosa que dirimir conflictos y diferencias en tribunales de Estados Unidos, algo totalmente inaceptable, por supuesto.
Reconozco que no es fácil estar ahí sentado en la negociación. En realidad, estamos en uno de los puntos más complicados de la renegociación del TLCAN, pero ello no implica que el comercio con EUA y Canadá vayan a terminar, inclusive.
@leon_alvarez