Desde la redacción de @loscabareteros ponemos a su consideración la “Columna de columnas nacional” del lunes 13 de febrero de 2017. Llamado a la “unidad nacional” terminó por mostrar exactamente lo contrario, mostró un México fracturado que manifestó su repudió a los presidentes tanto mexicano como estadounidense. La clave: mexicanos en EUA apuestan por la permanencia, no por el regreso. ¿Presidente Andrés Manuel López Obrador?
Rayuela
Si la relación con Estados Unidos es de mutuo respeto, ¿por qué no exigir visado a nuestros vecinos?
http://www.jornada.unam.mx/2017/02/13/
México dividido; Peña causa discordia
El día de ayer tuvieron lugar varias marchas en la Ciudad de México y varias ciudades del país, las cuales pretendían un llamado a la “unidad nacional”, sin embargo terminaron por mostrar exactamente lo contrario. Mostraron un México fracturado que manifestó su repudió a los presidentes tanto mexicano como estadounidense; a la pésima administración del primero, y a políticas implementadas por el segundo. Al respecto en El Universal, el periodista Salvador García Soto, escribe que: “las marchas ciudadanas de ayer, que pretendían dar un mensaje de ‘unidad’ de los mexicanos ante la política agresiva de Donald Trump, terminaron siendo más bien la dolorosa confirmación de las profundas divisiones que aquejan a una sociedad fracturada y polarizada […]. En ninguna de las dos pudieron evitar que aparecieran los gritos, carteles y pancartas que mostraban un claro rechazo a la figura presidencial en México que compartió las críticas y ataques con su homólogo del país vecino […]. Y si esa movilización denominada ‘VibraMéxico’ […] no se salvó de que afloraran fuertes expresiones de antipeñismo […]; en la otra manifestación, la que se nombró ‘Mexicanos Unidos’, […], terminó aún peor, pues ahí las expresiones contrarias al Presidente mexicano se volvieron tan intensas que sus dos principales organizadoras, Isabel Miranda de Wallace y Laura Herrejón, fueron abiertamente desafiadas por algunos asistentes que les disputaban la vanguardia de la marcha y terminaron increpando a la señora Miranda por su apoyo al Presidente, de manera tan fuerte, que la señora tuvo que huir, literalmente, de la marcha […]. Al final las marchas de ayer domingo sirvieron como constatación de varios hechos inocultables: primero, que la pretendida ‘unidad’ de los discursos tanto políticos como mediáticos no ha logrado permear y mucho menos ha podido superar las divisiones profundas que por motivos políticos, ideológicos y hasta de clase social, existen y persisten entre la sociedad mexicana; segundo, que en el rechazo a Trump y sus políticas antimexicanas sí priva un sentimiento de rechazo al agresivo y racista Presidente estadounidense, pero […] también […] a su propio Presidente Peña Nieto […]; tercero, que el ‘fenómeno Trump’ utilizado como distractor o como ‘escudo’ para tratar de desviar la ira social que despertó el ‘gasolinazo’ […], no está resultando como lo podían haber deseado en el gobierno; y finalmente cuarto, que la sociedad mexicana en su mayoría no está percibiendo un adecuado liderazgo de Peña […]. En conclusión, que mientras no está claro si Trump, con toda su hostilidad nos une totalmente a los mexicanos, lo que sí está claro es que Peña Nieto sí une, pero en su contra, y su figura hoy, más que unión, siembra discordia”.
La fractura
El descontento de los mexicanos quedó en evidencia el día de ayer y de acuerdo con el periodista Carlos Puig, en su columna para Milenio, la marcha “es un testimonio […] de varias cosas. Una de ellas, que la fractura en la sociedad es la que es. La que dicen las encuestas, las que vemos en muchos resultados electorales, la que leemos en los datos de desigualdad, de pobreza, de corrupción, de impunidad […]. Los convocantes pensaron una marcha contra Trump y contra la manera en que el gobierno mexicano estaba enfrentándolo […]. El gobierno se asustó y empezó a operar contra la marcha […]. Otros, inventaron otra marcha, una que no tocara al gobierno, así le fue. Isabel Miranda, su convocante, mal tratada a gritos en las escalinatas del Ángel por los de la otra marcha, la primera […]. Por supuesto, como en toda marcha, la mayoría, miles, sin acarreo, ni camiones, marchó según la convocatoria. Contra Trump… Y, sí, contra Peña. Ese también es un testimonio. En la confusión, sin embargo, en la discusión sobre la materia de la marcha, en medio de los reclamos, el testimonio original se diluye. No es nuevo, el statu quo se aprovecha de la diversidad, pilar para la construcción de cualquier futuro mejor, para hacerla fracturas […]. El país, fracturado, no de ahora, de años. Toda marcha es un testimonio. Con el de ayer, pueden estar tranquilos en la Casa Blanca… Y en Los Pinos, aunque ahí perdieron lo importante por ganar una tontería. Pero no sé si se dan cuenta”.
El fracaso de la marcha
Raymundo Rivapalacio, en Eje Central, da cuenta del México que vivimos: “México es un país tan dividido, que ni siquiera Donald Trump, el enemigo común, logra generar unidad. Este domingo se dio la última pincelada del desacuerdo nacional al darse dos marchas para protestar contra la beligerancia obscena del presidente de Estados Unidos contra los mexicanos, cuyos organizadores no sólo fueron incapaces de conciliar sus diferencias, sino que cruzaron descalificaciones recíprocas. Las marchas, escribió ingeniosamente Salvador Camarena en las páginas de El Financiero el viernes, son de quien las trabaja. Organizaciones que durante años han trabajado más codo con codo que a codazos por la agenda de una mejor seguridad pública, se lanzaron por su lado a convocar su marcha frente a la amenaza externa, porque como sucede con todas las cosas en México, se politizó por razones domésticas que terminaron arrollando el objetivo común: el sí o el no que en esa marcha se valiera una condena al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Las dos marchas, asimismo, fueron rechazadas por la izquierda, convencida que era un respaldo al presidente. Cada quien, según sus intereses, expuestos el domingo desde la racional del vacío ideológico y el interés particular, colocados por encima la búsqueda de unidad. La sociedad mexicana es mayor que el presidente en turno, que el gobierno, que los políticos y los sindicatos, que los medios, los periodistas y tantos villamelones que emergen de todos lados, pero no es activa, sino pasiva, y quienes tienen la capacidad para organizar protestas terminan aplastando a quienes tienen deseos de participar en una acción colectiva y formar un frente común que si bien no cambiará las cosas de un día para otro, exprese que los ciudadanos no son actores de reparto en este país, sino figuras centrales de la vida pública. (…) Los marchistas del domingo y la mayoría silenciosa o gritona, o la que buscó el sabotaje y descalificación en las redes sociales, son espejo de la realidad nacional. En Paseo de la Reforma, se manifestaron el agua y el aceite. Los organizadores de una de las marchas pidieron que se enfocara todo a la protesta contra Trump, bajo el argumento, expuesto por Laura Elena Herrejón, de Movimiento Pro Vecino, impulsora de la marcha “Mexicanos Unidos”, que el objetivo era uno, el repudio al presidente de Estados Unidos, porque la ropa sucia se lava en casa, y no podían ni debían ligarla con una condena a Peña Nieto. (…) En el otro extremo, María Elena Morera, de Causa Común, quien comenzó a organizar la marcha “#VibraMexico”, que incorporó críticas a las políticas gubernamentales, denostó a Isabel Miranda de Wallace, de Alto al Secuestro, que caminó junto con Herrejón el domingo, al decirle que era una insensatez organizar otra marcha el mismo día a la misma hora. Las palabras se trasladaron a hechos y con hostilidad y gritos, se obligó a la señora Wallace a retirarse del Ángel de la Independencia, donde confluyeron. La intolerancia total en medio de la marcha que condenaba la intolerancia de Trump. La mezquindad patriotera y los intereses particulares, como siempre. (…) Las marchas y la campaña en redes sociales contra de ellas, han ratificado lo dividido de este país que no aprende de sus experiencias históricas. Hay un ruido ensordecedor en la arena pública mexicana que no se traduce en acción colectiva. Ciertamente, Donald Trump tiene en México un lechón con su manzana en el hocico, listo para comerse”.
http://www.ejecentral.com.mx/estrictamente-el-fracaso-de-la-marcha/
Los ciudadanos no fallaron; marchas, claro rechazo a manipulación
Julio Hernández López en La Jornada, escribe que: “Fue un triunfo de la capacidad ciudadana de discernimiento, por sobre el tradicional (y antes tan eficaz) aparato de manipulación y movilización organizado desde las cúpulas. Nunca antes la ausencia o el vacío habían subrayado de manera tan precisa la distancia entre los entes mediáticos, políticos, académicos y culturales, asociados o cercanos a los poderes (o críticos de ellos, pero en siempre cuidado revoloteo protagónico) y la conciencia y el ánimo populares adversos a los gobernantes (en este caso, en especial, un abierto encabronamiento contra Enrique Peña Nieto) y la clase política en general. (…) Ganaron quienes sí marcharon, porque expresaron su repudio al villano extranjero, Donald Trump, pero buena parte de esos concurrentes también expresaron su rechazo abierto al villano interno, Peña Nieto, e incluso la propia distorsionadora, Miranda de Wallace, hubo de salir por piernas al final del desorganizado acto, entre gritos y acusaciones por su papel gobiernista, protegida por los miembros de su escolta personal.
http://www.jornada.unam.mx/2017/02/13/opinion/008o1pol
Contra la unidad
Jesús Silva Herzog-Márquez, escribe hoy en Reforma un texto contra la “Unidad” en el sentido de que la diversidad fortalece y no diluye las expresiones de la población: “Se equivocan quienes piensan que la unidad fortalece. Hablar como si fuéramos uno nos debilitaría. Sería, por supuesto, una falsificación. Imposible hacer desaparecer las discrepancias, borrar las desigualdades y los agravios, negar la contraposición de nuestros propios intereses. Pero esa fingida cohesión no solamente sería una farsa, sería, sobre todo, una mala estrategia. El pluralismo no amenaza el interés nacional como nos quieren convencer quienes ven con sospecha el disenso ante la amenaza. Hay mil maneras de defender al país. Creer que la única forma de hacerlo es respaldar al gobierno o deponerlo es abdicar de las muchas formas en que podemos hacer valer los intereses nacionales. ¿En verdad creen los promotores de la unidad que tener una sola voz frente al patán nos permitiría defendernos mejor de su amenaza? La diversidad no nos hace vulnerables. Lo que nos debilita frente al agresor son nuestros fracasos no nuestras diferencias. Nos tienta el pensamiento bélico, ese que tacha de antipatriótico al pluralismo. Se evoca la disciplina y el sacrificio del Ejército como si fueran el gran ejemplo cívico. El soldado como el ciudadano auténtico. Tal vez podría entenderse el recurso retórico por la gravedad de las ofensas, por la seriedad de la amenaza. Pero el reflejo es torpe. No enfrentamos una invasión militar. Los retos que tenemos son muy distintos y no podrán encararse si pretendemos postergar el desacuerdo. Pensemos en los retos más graves: el de los migrantes y el del comercio. Las comunidades de mexicanos que viven allá enfrentan el odio que Trump ha cultivado y viven con miedo de la deportación. La economía mexicana se tambalea ante la incertidumbre del nuevo proteccionismo. No hay embudo que pudiera concentrar las energías mexicanas de manera eficiente para defender a los migrantes y para cuidar la economía del país. No habría representante, por lúcido y patriótico que fuera, con la capacidad de encarnar la defensa del país. En ambas tareas se requiere lo contrario de la unión: el vivo conflicto por los derechos y los intereses. (…) El anhelo mismo de la unidad es un agravio. Es la aceptación de que muchos han de callar sus exigencias para rendir honores a la abstracción nacional. No hay por qué lamentar nuestra desunión. Lo criticable es el colaboracionismo del gobierno federal, su apuesta por endulzar las ofensas, su disposición a pagar cualquier precio por mantener la apariencia del libre comercio. Lo criticable es la irrelevancia e, incluso, la indignidad de nuestras instituciones representativas. Lo criticable es el aldeanismo de los partidos de oposición. Lo criticable es la ausencia de un sindicalismo autónomo y potente. Que en la sociedad civil, que en la clase política, que en los foros de la opinión haya desacuerdos sobre el modo de encarar la amenaza no es mala cosa. Que haya distintas maneras de hacer visible la indignación por el xenófobo no me parece preocupante. El problema no es la desunión. El problema es la politiquería.
http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=106977&po=3
Acto de intolerancia sobre Miranda Wallace
Por su parte en el Excélsior, su columna de trascendidos, Frentes Políticos, destacó el trato que Isabel Miranda de Wallace recibió durante la marcha al cual calificó como un acto de intolerancia que “opacó un día brillante de unidad nacional, dignidad y defensa de la soberanía del país. Ayer, al confluir las dos marchas efectuadas en la Ciudad de México, en el Ángel de la Independencia, una de las organizadoras, Isabel Miranda de Wallace, fue agredida verbalmente por manifestantes. Entre gritos en su contra, la activista que preside la organización Alto al Secuestro tuvo que dejar el lugar arropada por un grupo de personas. La acción es condenable, porque no era ni el lugar ni el momento para externar diferencias. Es válido disentir, pero con violencia nada se resuelve. Sin palabras”.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/frentes-politicos/2017/02/13/1145958
La marchita marcha de la desunión
Quién también habló sobre el tema en Milenio, fue el periodista Carlos Marín, quien escribe que: “los gritos de ‘¡Asesina!’ y ‘¡Fuera Wallace!’ son una pequeña muestra del envilecimiento a que llegan las turbas alentadas por el odio y los enconos. A diferencia de Vibra México, cuya convocatoria permitió marchar contra Trump o en contra de quien se quisiera, la dirigente de Alto al Secuestro y Mexicanos Unidos quiso que la protesta se centrara en el peligroso déspota, sobre la idea de que el mensaje anti-Trump no debía mezclarse con demandas domésticas que debilitaran al Presidente de México frente al de Estados Unidos. De ahí que ‘peñanietista’, ‘oficialista’ o ‘vendida’ fueran adjetivos que desde las vísperas resintiera la señora Isabel Miranda, a quien un grupito de cobardes hizo que abandonara la demostración. Que ni siquiera el Himno Nacional pudiera ser entonado a las dos de la tarde como unos y otros convocantes habían sugerido; o el que resonaran más las consignas por Los 43, la ‘renuncia de Peña’ o contra el gasolinazo, permite inferir que la marcha desunida fue vencida por… los propios manifestantes”.
http://www.milenio.com/firmas/carlos_marin/marcha-isabel_miranda_wallace-protestas_18_902489789.html
Graue, sacó la garra
En tanto, en el diario Reforma, su columna de trascendidos Templo Mayor, asegura que: “la participación de Enrique Graue en la marcha #VibraMéxico fue una muestra de garra no solo en el aspecto físico, sino en el de la integridad personal. Pocos lo supieron pero el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recibió fuertes presiones de algunas oficinas de gobierno, instándolo a que no hiciera acto de presencia y se conformara con seguir la marcha por las redes sociales. Lo bueno es que el puma mayor sacó la garra y resistió esos embates oficiales, por lo que se vio, junto con miles más, dándose una buena asoleada en Paseo de la Reforma, al ritmo de Mé-xi-co, Mé-xi-co…”
http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=106976
Magistrados estrenan camionetas de lujo
La austeridad ha sido uno de los temas importantes para nuestro país desde inicio de año, donde siempre destacan los gastos de los funcionarios públicos mexicanos, los cuales contrastan con las reducciones de presupuesto que la política de austeridad pretende. En El Universal, su columna de trascendidos Bajo Reserva, asegura que: “pese a que se vive en época de austeridad, los nuevos magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que preside la Magistrada Janine Madeline Otálora Malassis, estrenaron vehículos. Los magistrados ahora se transportan en unas muy elegantes camionetas Tahoe y Acadia, nuevecitas. Las flamantes camionetas, además, no son nada económicas en el consumo de gasolina, pero esa es una preocupación para los ciudadanos mortales, pues como otros funcionarios del Poder Judicial, y del sector electoral, los magistrados cuentan con apoyo para combustible con cargo al erario. Nadie dijo que la justicia no cuesta cara”.
Austeridad para los padres de Ayotzinapa
De igual manera en Milenio, su columna de trascendidos Trascendió, asegura que: “los que no tienen que pensar en austeridad son los familiares de los normalistas de Ayotzinapa, quienes estuvieron este fin de semana en Oaxaca como parte de la gira Tejiendo 43 Esperanzas, y para hospedarse eligieron el hotel Quinta Real de la zona residencial del estado. La presencia de los manifestantes fue notoria por el camión Costa Line, placas 893HS1, estacionado en el hotel, así como por el desayuno grupal que tuvieron la mañana de ayer antes de marchar con los maestros de la sección 22 al zócalo”.
http://www.milenio.com/firmas/trascendio_nacional/Trascendio_18_902489788.html
Es la permanencia, estúpidos
Por otra parte, en El Universal, el periodista y escritor, León Krauze, escribe acerca de la principal demanda de los migrantes que viven en estados unidos y asegura que: “se ha puesto de moda entre los políticos mexicanos viajar a Estados Unidos para, dicen, demostrar solidaridad con la enorme comunidad de paisanos que viven acá. Andrés Manuel López Obrador comenzó ayer una gira por varias ciudades con gran presencia mexicana […]. Miguel Ángel Mancera también pasó por el sur de California […]. Enrique Ochoa y Ricardo Anaya se han aparecido por Estados Unidos también […]. A todos habría que decirles que, aunque esto es mejor que nada, es imposible no lamentar el dejo de oportunismo que su repentino interés despierta entre la comunidad mexicana, que ha vivido en el desamparo desde mucho antes de la llegada de Donald Trump. Para muestra lo que viví en Arizona el sábado, donde moderé un diálogo ríspido y revelador entre miembros de la comunidad inmigrante y una lista de políticos mexicanos convocados por la iniciativa #AgendaMigrante […]. Uno tras otro, mexicanos que viven en el área de Phoenix […] reclamaron a los políticos mexicanos su histórica falta de respaldo, su oportunismo y, sobre todo, su desconocimiento de lo que realmente necesitan. Les explicaron, para empezar, que su intención no es recibir ayuda para eventualmente reinsertarse a la sociedad mexicana […]. ‘Apostamos por México y perdimos’, dijo una mujer al explicar cómo, […] había optado por regresar a su país de origen solo para encontrar rechazo, falta de oportunidades y corrupción. Ante la oferta tan electorera como fantasiosa de ofertas de trabajo en México, los migrantes respondieron con natural escepticismo. […]. Lo que quieren, explicaron con claridad, no es la quimera de la reinserción. Lo que necesitan es apoyo para pelear contra la estrategia punitiva de Donald Trump. La clave, pues, no está en la promesa del regreso a la patria original sino en la permanencia en el país en el que han elegido vivir […]. En Phoenix, no hubo una sola voz que no fuera brutalmente crítica con los políticos mexicanos sentados al otro lado de la mesa. Los ven, con toda justicia, como los grandes traidores que son, causantes directos de la desgracia de país del que han tenido que huir. No les creen ni una palabra”.
Presidente Andrés
De cara a las próximas elecciones presidenciales, en el Reforma, el analista y periodista Sergio Sarmiento, escribe: “¿Presidente Andrés Manuel López Obrador? Quizá tengamos que acostumbrarnos a la expresión. Si hoy tuviéramos elecciones presidenciales, el tabasqueño sería el ganador. En diciembre de 2016, en una encuesta de Reforma, López Obrador con Morena aparecía ya en primer lugar con 29 por ciento frente a los punteros del Partido Acción Nacional (PAN), Margarita Zavala, con 26, y del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Miguel Ángel Osorio Chong, con 15 […]. Pero eso fue antes del gasolinazo. En una encuesta en enero de 2017, El Financiero colocaba a Andrés Manuel otra vez en primer lugar con 33 por ciento seguido de Margarita con 27 y Osorio con 20 […]. En su tercera campaña presidencial vemos a un López Obrador más maduro […] parece haber entendido que el camino a la Presidencia lo obliga a moderarse […]. Hoy López Obrador es nuevamente favorito, pero ha pedido unidad en torno al Presidente Peña sin dejar de criticarlo y ha dicho que no quiere gobernar sobre cenizas. ¿Le alcanzará esta moderación para mantener su ventaja hasta los comicios de 2018? […]. López Obrador se beneficia de un hartazgo de la población contra los políticos tradicionales manifestado en otros países con el triunfo de populistas como Donald Trump. El actual momento en México, por otra parte, recuerda las circunstancias de Venezuela que en diciembre de 1998 llevaron a la Presidencia a Hugo Chávez. ¿Sería Andrés Manuel un Presidente como Chávez o Trump o se acercará a Lula y Humala? Es imposible saberlo. De lo que no hay duda es que para Andrés Manuel hay una fuerte posibilidad de que la tercera sea la vencida”.
http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=106978&po=3
@loscabareteros