Desarrollo económico…

 

El desarrollo económico es un proceso permanente de adaptación y modificación de las reglas de juego por parte de las empresas, del gobierno y de la sociedad, para que existan las condiciones mínimas indispensables, en materia de infraestructura, educación, seguridad, salud y bienestar de la población, para que los particulares (nacionales y extranjeros) inviertan en nuestro país, en nuestra región o nuestro estado. Es permanente, y nos compete a todos.

Lo subrayo porque lamentablemente nos han educado para pasarle esa responsabilidad al estado y, también, el propio estado ha hecho lo propio a través de décadas, al no encontrar un diferente arreglo institucional que le permita preservar el poder y control político. No seamos ingenuos tampoco, le ha convenido ser “paternalista” y parte de la sociedad prefiere ser “rentista” y eso es un círculo vicioso del que hay que ser responsables por cambiarlo desde la sociedad civil, principalmente.

Esto me lleva a la pregunta del millón: ¿Quién es responsable del desarrollo económico, del empleo, de la competitividad de una región o de un estado?… El Estado, los Diputados y Senadores, los empresarios, las universidades, las cámaras empresariales, los ciudadanos… La respuesta es: Todos. Compartir responsabilidad, trabajo y protagonismo.

Es evidente que a unos les compete más que a otros, pero lamentablemente no nos hemos comprometido como sociedad a ser responsables de participar desde nuestra trinchera para exigir más y mejores condiciones que permitan precisamente el desarrollo económico. Le hemos dejado a los políticos parte –o casi todas- las decisiones de carácter estratégico que se han enfocado preponderantemente en mantener un arreglo institucional rentista y no de búsqueda de competitividad o desarrollo.

Es por ello que vemos grandes presupuestos públicos en maquinarias electoreras disfrazadas de apoyo social; en microcréditos a los changarritos para las bases seccionales de los partidos políticos; o bien, en políticas educativas disfrazadas de becas o de entrega de materiales computacionales carentes de enfoque de largo plazo y de desarrollo de habilidades productivas.

Es común escuchar que gran parte de la sociedad llegó a un límite, a niveles de hartazgo poco vistos, porque la corrupción, ineficiencia y dispendio de la clase política mantiene cotos de poder en concesiones (obra pública, contratos…), en mercados monopólicos u oligopólicos (transporte público, energía, combustible…); nos vende políticas públicas de “vanguardia” como el reparto de uniformes escolares como una política de desarrollo social exitosa… y, ¿realmente generan condiciones de desarrollo económico o de clientelas políticas?

Por ejemplo, cada sexenio se exige una reforma y actualización de la Ley de Desarrollo Económico para “atraer inversiones” como si la existencia de leyes (además sin reglamentos y sin aplicación conjunta con las cámaras y organismos empresariales) fuera la panacea para que los inversionistas decidan llegar a un estado o región.

¿Cuáles son las mega-tendencias de la industria y de los requerimientos educativos en los próximos lustros? Aeronáutica, alta tecnología, software, biotecnología, agricultura orgánica… autos híbridos, energías alternativas, servicios de alta calidad y tecnología… ¿En cuáles de estas tendencias podemos entrar con las características de nuestra gente, clima, posición geográfica o educación? ¿Nos estamos preparando para la economía del conocimiento? Ingenieros, técnicos versus abogados, psicólogos, administradores… ¿Cuál es el enfoque y el proyecto de este gobierno… y de Durango?

@leon_alvarez