El tiempo transcurrido entre el final de la primera trilogía de Star Wars, que concluyó con la caída del Imperio en El retorno del Jedi, y el inicio de la última, que arrancó con El despertar de la Fuerza, es un periodo convulso y del que muy poco se sabía… hasta ahora. Precisamente, en esas tres décadas se ambientan tanto The Mandalorian como El libro de Boba Fett, que en su último capítulo ha ofrecido importantes revelaciones sobre qué fue de Luke Skywalker tras su vencer a Palpatine y cómo construyó, literal y figuradamente, su escuela jedi.
Y es que, a pesar de que la mayoría de los fans no esperaban ver a Baby Yoda, Luke Skywalker, R2-D2 o Ahsoka Tano hasta la tercera temporada de The Mandalorian, el sexto capítulo de Boba Fett junta a todos estos legendarios personajes. Así en este capítulo Din Djarin viaja hasta el lejano planeta en el que Luke entrena a Grogu para darle al pequeño su regalo que, tal y como dejó entrever en el episodio anterior, es una pequeña cota de malla hecha de beskar.
Ya allí, Mando encuentra a R2-D2 y mientras espera a Grogu y su maestro y observa cómo unos droides hormiga construyen un edificio de piedra, que será la futura escuela jedi de Skywalker (y que guarda muchas similitudes con el templo en el que Luke se refugió en sus años de exilio en Anch-to y que se vio en Los últimos Jedi) aparece en escena Ahsoka.
Tras una amigable conversación, la jedi le deja a claro a Mando que, si quiere, es libre de ver a Baby Yoda, pero que debe pensarlo bien antes de reencontrarse con él, ya que aferrarse al pasado podría ser negativo para el pequeño y para su entrenamiento.
Sin Embargo




