“¡Mataron al Morgan, mataron al Morgan!”, se leía en teléfonos celulares, se repetía en farmacias y en locales de la avenida principal del pueblo, entre amigos y familiares. Para el mediodía del pasado 1 de junio todo el pueblo lo sabía, tanto los bajacalifornianos como los que resultan sonorenses por un trámite burocrático: la línea divisoria, que en los hechos es un callejón.
El poblado, de 11 mil 800 habitantes, es el mismo, pero del lado de Sonora se llama Luis B. Sánchez y pasando el callejón se llama Estación Coahuila.
Ahí, en el último ejido de la zona del Valle de Mexicali, no sólo lamentaban la muerte del joven de 28 años, pues ahí todos se conocen desde la infancia, sino el mensaje que su cadáver portaba:
“Todo el que apoye al Ruso, Isrra, Piña, Pably, Mario cabezón y al Tochin, el wasteko y Omega les va a pasar lo mismo JG. Somos ‘Los Menores’ nosotros no matamos inocentes…Tamos con el pueblo. Están peliando una causa perdida ATTE: LA CHAPIZA 701” (sic).