La gelatina que no cuajó

«No hay error en la designación por parte del Consejo Mexicano de Negocios de la senadora

como su candidata a la presidencia. Es todo lo que los representa: el auge de sus empresas se debe a las componendas con funcionarios públicos, el conflicto de interés no lo declaro en mi caso pero lo anuncio en los hijos del Presidente, no veo como mi trabajo el del Senado de la República, sino como una palanca para seguir haciendo negocios y, si me denuncian, muevo mis influencias para acallar la imputación. Como sus representados, la élite económica que se creó desde el salinismo hasta el peñismo, los beneficiarios de la llamada “transición a la democracia”, no ven corrupción en hacer negocios desde el poder de un cargo público, minimizan lo robado, y acaban diciendo que es resultado sólo de su talento. Eso es la élite económica neoliberal: en su gran mayoría, están convencidos de que la transa es una habilidad. Seguramente habrá quien se sienta representado por la corrupción como una destreza, como una aptitud empresarial, pero no será el pueblo a quien trataron de engañar con aquello de que vivimos en una sociedad donde una vendedora de gelatinas puede llegar a tener una empresa que factura mil 400 millones de pesos en los mismos nueve años en que has sido funcionaria pública.

Pero los hechos son tres en el caso de los contratos de Xóchitl Gálvez: Uno) los contratos a sus dos empresas, High Tech Services y Operación y Mantenimiento a Edificios Inteligentes (OMEI), recibieron 28 contratos por adjudicación directa de instancias de gobiernos del PRIAN. Xóchitl trató de minimar su corrupción diciendo primero, que eran sólo 14, y luego que esos mil 400 millones no tomaban en cuenta que era una “persona muy generosa”, eso dijo en entrevista con López Dóriga, y no sabemos si los donó a las obras de filantropía de Claudio X González. Dos) Los contratos con desarrolladores inmobiliarios le fueron otorgados, no porque sus empresas sean muy “chingonas”, como ella misma escribió, sino por que era ella, presuntamente, desde su puesto como alcaldesa de la Miguel Hidalgo, la que otorgaba los permisos de construcción. Así, desarrollos inmobiliarios como Torre Candela, en las Lomas de Chapultepec, Espacio 351, en Ampliación Popo, la Torre Polanco, y Quibica Lomas, en el lado privado, así como, del lado gubernamental, con el INAI y el Senasica —que, me voy enterando es un organismo público que evita la llegada de plagas al país—, tienen contratos vigentes con las empresas de la senadora Xóchitl Gálvez. Está por verse si los permisos que entregó siendo alcaldesa de la demarcación de la ciudad de México donde justo se asientan estos desarrollos inmobiliarios, fueron extorsiones a cambio de que se contratara a una de sus empresas. No nos extrañaría, pues el Cartel Inmobiliario trabajó así en la delegación Benito Juárez: pidiendo departamentos de lujo a cambio de los permisos de su contrucción irregular»: Fabrizio Mejía Madrid.

Sin Embargo