«Enrique Peña Nieto estuvo en la Embajada de México en España, me dijo una buena fuente. No fue a declarar por ninguna causa de corrupción, citado por el agregado de la Fiscalía. No. Fue como invitado de Quirino Ordaz, el Embajador, quien llegó a la gubernatura de Sinaloa como priista cuando Peña era el Presidente. No quedó constancia de la visita amistosa, pero independientemente de eso es público que el exmandatario lleva una vida social de jet-set, entre Europa, Estados Unidos y América Latina, con vuelos privados intercontinentales que nadie sabe con qué se paga si toda su vida fue burócrata. Una vida social cada vez más atrevida.
Una vida social maravillosa, la de Peña. En los mejores restaurantes de Madrid recibe a sus amigos y se deja ver con guaruras y trae autos caros, incluso para los más ricos de Europa. Que Quirino mantenga una relación con él es de lo más normal, digamos, dado que los dos vienen de la misma cepa. Pero me parece que el Embajador hace quedar mal al Presidente, aunque él no estuviera enterado. Ya no lidiamos con un político impune; ahora lidiamos con un descarado que cada día estira su suerte: reapareció el fin de año en la República Dominicana con Bill Clinton y Sebastián Piñera, Hillary Clinton y otros. ¿En qué viaja Peña, si nadie nunca lo ha visto en un aeropuerto comercial? Eso, y su bitácora social, hacen ver que toma riesgos y golpea con fuerza las paredes que lo protegen en la impunidad.
Para cualquier líder, los límites de los otros se miden en el ensayo-y-error. En una tienda, en un partido político o en un Gobierno, los cuadros medios siempre estarán probando hasta dónde pueden llegar, hasta dónde les es permitido. Entonces el líder debe decirles: hasta aquí, no te pases. Quirino habrá estirado sus límites al invitar a Peña a la Embajada, si es que lo hizo, como lo hace Peña con sus viajes: hasta donde pueda, hasta donde lo dejen, seguirá ampliando su círculo, dejándose ver, mostrándose con dinero y con poder, y exhibiendo su certificado que dice, con letras mayúsculas: IMPUNIDAD. En apariencia, el expresidente ha probado no tener límites; parece haber conseguido un buen acuerdo para no preocuparse. Y ya sin recato ni prudencia va ampliando su círculo. México se asombró con aquellas fotos del expresidente con peluca en un restaurante de Nueva York; ahora no nos asombraría que apareciera en el mismo restaurante sin peluca, porque amplió su círculo de impunidad. Mañana aterrizará en Toluca y pasado mañana dará entrevistas para hablar, incluso, contra Morena, contra Delfina Gómez, contra Claudia Sheinbaum y contra Andrés Manuel López Obrador.
Ahora que tiene el mando, Claudia verá cómo su entorno querrá medirla y para medirla, tendrá que probarla. ¿Qué si incorporo a Jorge Hank Rohn a la 4T?, habrá pensado la Gobernadora Marina del Pilar, quien escucha más a su esposo y a sus cercanos –venidos del PRIAN– que a la prudencia. Entonces, sin más, le extiende un pase a Hank para que se disfrace de izquierda en la fiesta de la izquierda, aunque sea la antítesis de lo que la izquierda ha proclamado. Marina del Pilar busca probar que puede hacer lo que se le pegue la gana. Y hasta ahora, lo ha logrado»: Alejandro Páez Varela.