¿Por qué el gasolinazo? ¿Por qué el pánico?…

A juzgar por lo visto y escuchado en redes sociales y medios de comunicación, el coraje, la indignación, pero, sobre todo, la desinformación es generalizada. A estas alturas del embrollo, tratar de explicar resulta cada vez más complejo. En tal escenario, creo que es todavía más indignante que ningún líder político, gobierno o institución dé la cara para informar adecuadamente. Menos, para asumir los costos.

Este enojo popular por el alza de la gasolina añade riesgos a un año que ya estaba plagado de pésimas noticias; sin duda, el gobierno deberá pagar un alto desprestigio por una difícil decisión que, siendo muy controvertida en condiciones normales, se complicó por obra y gracia de una pésima campaña de propaganda para impulsar la reforma energética.

El caldo de cultivo esta puesto para especuladores, para abusos hacia el consumidor, para una sobrerreacción de franquiciatarios enojados por el trato de Pemex y, porque, en general, los frentes abiertos por este gobierno y su inoperancia política y gubernamental, ya es alarmante.

En términos de teoría económica y lógica política, hay diversos factores que explican la escalada de pánico por el anuncio del aumento de precios en las gasolinas. No hay una razón única, también hay que decirlo, se trata de una combinación muy explosiva de varios factores que no se han explicado correctamente:

  • Baja en la producción de Pemex. En los últimos años, pero más en recientes meses, Pemex inició un proceso de revisión y desmantelamiento de equipos inservibles en las refinerías del país, lo que provocó que bajaran su producción. Con ello bajó también el envío de combustible a través de los ductos que surten a varios estados.
  • Tomas clandestinas. Carlos Murrieta, director general de Pemex Transformación Industrial, señaló que el retraso en el abastecimiento de combustible tiene que ver con la detección de tomas clandestinas; su reparación, puede tardar hasta ocho horas desde que se detecta una hasta que se repara la fuga y se vuelve a bombear el producto.
  • Fallas en los ductos. En el mismo sentido, Pemex informó que hubo un desabasto puntual en algunas entidades debido a problemas para mover el combustible a través de los ductos. Esto provocó que tuviera que ser movilizado vía terrestre desde Tuxpan, Veracruz, hasta el centro del país. En estados como San Luis Potosí, Michoacán y Puebla fallaron los ductos y la distribución tuvo que hacerse a través de pipas, las cuales fueron insuficientes.
  • Trato discriminatorio por parte de Pemex hacia estaciones de servicio. De acuerdo con el líder de la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (Amegas), Juan Pablo González, las terminales de almacenamiento de Pemex han recurrido a medidas radicales como negar el suministro a gasolineras que no han firmado de recibido los modelos de contrato de venta de primera mano y comercialización, el cual entrará en vigor a partir del primero de enero, en el contexto de la reforma energética. Recordemos que durante el proceso de la negociación de la reforma energética, los franquiciatarios han visto mermado su margen de ganancia por los impuestos y los precios decretados por Pemex.
  • Falta de pipas. En este mismo contexto, el titular de Amegas, también comentó que algunas entidades consumen hasta 200 millones de litros diarios de gasolina: “¿Cómo transportas eso si no cuentas con las pipas necesarias? Pemex moviliza sus pipas para llevar combustible al centro del país pero no lo hace con la misma rapidez que al utilizar un ducto”.
  • Especulación por los precios. Aunque se niegue, casos de especulación por parte de gasolineros están detectados, más en zonas donde los medios de comunicación y las redes sociales no son utilizadas por los ciudadanos en forma masiva. Hay abusos documentados por parte de despachadores y de franquiciatarios o grupos de dueños de más de una gasolinera que han reaccionado contra las nuevas disposiciones de Pemex y la inminente entrada de competencia extranjera en distribución y venta de gasolina. Sin duda, se presentaron casos en los que la gente y franquiciatarios realizaron compras excesivas para con el tiempo autoabastecerse o vender la gasolina a un precio más competitivo cuando éste se libere en 2017. Esto es un caldo de cultivo al acaparamiento y especulación. No estamos exentos de ello.
  • Aumento en la demanda. En la época de celebraciones decembrinas la demanda de gasolina aumenta en todo el país. A esto súmele las compras de pánico en estados como San Luis Potosí (donde el gobernador se placeó en los XV años de Rubí sin ningún rubor), en Michoacán, Aguascalientes y Zacatecas, donde también fue caótica la jornada del 27 de diciembre.

En suma, el enojo de la gente es creciente y hay que añadir que ningún líder político, gobierno o institución da la cara para informar adecuada y convincentemente. Menos, para asumir los costos. Los mayores riesgos son, en el corto plazo, una espiral inflacionaria y que la indignación pase de los memes a algo más serio. Por ejemplo, que se traduzca en desórdenes o desmanes de cierta magnitud. En el mediano y largo plazo los mayores riesgos están en la sustentabilidad de la reforma energética y en el desorden político-económico derivado de lo que, inevitablemente, se observará en 2018 como castigo al PRI de Peña Nieto. Y si no, pregúntele a López Obrador y MORENA.

¿De qué tamaño es el problema de finanzas públicas del gobierno para tomar una decisión tan drástica, impopular, y hasta “insensible” política y socialmente? Esa es la cuestión.

@leon_alvarez