Raúl Padilla: Más de tres décadas de cacicazgo en la UdeG

Durante 34 años Raúl Padilla López mantuvo el control de los recursos de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y logró una proyección nacional en el ámbito político y cultural, pero al mismo tiempo construyó y encabezó un cacicazgo local que hoy queda sin cabeza.

Periodistas, analistas y columnistas que han documentado la trayectoria del polémico exrector también consideran que la era de Padilla se caracterizó por convertir a la casa de estudios en una empresa, por la corrupción, opacidad y el dispendio de recursos públicos en obras faraónicas; simular rendición de cuentas, nepotismo y descuidar la educación y la investigación, principales objetivos de la UdeG.

Sólo para este año, el presupuesto de la casa de estudios es de 15 mil 674 millones de pesos, mayor al de la capital del estado, de poco más de 10 mil 600 millones.

Su periodo como rector abarcó de 1989 a 1995. Después consiguió reformar la Ley Orgánica para que no fuese el gobernador quien designara la cabeza, sino el Consejo General Universitario. Ello le permitió imponer a sus sucesores, aunado a que defenestró a la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG).

Tras su suicidio –el domingo 2–, en medios de comunicación se publicaron mensajes de reconocimiento hacia Padilla por parte de políticos, columnistas e intelectuales –como el caso del cineasta Guillermo del Toro–, en los que se resaltaron sus aportes a la cultura y a la educación con la Feria Internacional del Libro (FIL) y la creación de la Red Universitaria, una descentralización de instalaciones que formó un conjunto de centros universitarios y sistemas de educación superior y virtual, así como sus órganos de gobierno.

En la publicación que hizo la institución por la muerte del exrector se le calificó como “uno de los promotores culturales más importantes de la historia reciente de México”. Y se destacó que, bajo su liderazgo, la UdeG “se transformó para convertirse en la segunda universidad más grande de México”.

También se resaltó la Red Universitaria impulsada por Padilla como un modelo único en el país, que sirvió “para llevar la educación a todos los rincones de Jalisco” y acercó la educación a jóvenes de los niveles socioeconómicos más bajos.

Al respecto, el investigador de la UdeG Gustavo Monterrubio dice en entrevista con Proceso que el fin de la Red Universitaria no era descentralizar la educación, sino que el verdadero objetivo de Padilla era político. “Diseñó el proyecto para su eventual candidatura a la gubernatura, lo cual finalmente no consiguió (…) era una red electorera, no académica ni científica”, acota.

Por su parte, el cronista y académico de la UdeG Juan José Doñán señala que la FIL deja indudablemente una derrama económica para prestadores de servicios turísticos locales, pero no resultan beneficiados escritores de la entidad, sino intelectuales de la Ciudad de México y “de otros lados”, quienes reciben un trato “a cuerpo de rey”, los cuales “legitimaron con su prestigio, poco, mucho, al personaje del que estamos hablando; es decir, que fue una relación que ahora se llamaría clientelar”.

Recalca que sin la aportación de dinero público la FIL no existiría, y como ejemplo cita que el gobierno de Jalisco es copatrocinador del premio de Literatura en Lenguas Romances, dotado de 150 mil dólares. No obstante, acepta que dicha feria sí dio presencia a nivel internacional al libro de habla hispana.

El cronista resalta que, con todo y la FIL, las bibliotecas de la UdeG no mejoraron su acervo. Además, dice que se construyó la biblioteca central Juan José Arreola, la cual es poco accesible al encontrarse lejos del centro de la ciudad.

Actualmente el director de la biblioteca Juan José Arreola es el hermano del exlíder de la UdeG, Trinidad Padilla López, quien también cobra como profesor e investigador C en el Departamento de Estudios Internacionales del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), por lo que su sueldo mensual asciende a casi 79 mil pesos, según el portal de transparencia.

Un dato más aportado por Doñán es que el también creador del Festival Internacional de Cine en Guadalajara se dedicó a “la grilla” para convertir a la UdeG en “un poder fáctico, con incidencia en los gobiernos municipales, en el ámbito legislativo, local y federal (…) y en comprar un partido político, el PRD, y luego hacer uno nuevo, que es Hagamos”.

Proceso