Rodrigo Romero Beltrán es un joven mexicano de 20 años, originario de la Ciudad de México, con un coeficiente intelectual (IQ) excepcional de 160, que ha tenido una misión desde temprana edad: conquistar el espacio.
“Siempre he sentido una fascinación por el espacio y la tecnología. Desde niño, soñaba con participar en proyectos espaciales”, señaló Rodrigo, quien además habló de su interés por el espacio desde que era niño, así como sus metas y desafíos que ha superado para lograr su objetivo.

Además de los desafíos que ha tenido que atravesar por tener un IQ similar al del físico y astrofísico Stephen Hawking.
Con apenas 3 años, el joven le contó a su profesora de prescolar su sueño por ser un astronauta:
“Por ahí tengo una placa en el kínder que dice que yo quiero ser astronauta, entonces no tenía ni siquiera memoria y ya estaba pensando en el espacio”.

No obstante, su sueño se vio interrumpido un momento debido a que debido a su coeficiente intelectual (el cual desconocía en ese momento), presentaba problemas de comportamiento y atención.
A causa de estos factores, Rodrigo Romero, al igual que el 63% de los niños de México, de acuerdo con el Gobierno Federal, sufrió bullying.

Debido a todos los males que el joven sufrió, sus padres lo llevaron al psiquiatra, quien le recetó unas pastillas para saciar su comportamiento. A sus padres no les agradó la respuesta y más tarde, se enterarían de que dicho comportamiento se debía a que Rodrigo era un niño superdotado, es decir, que era más inteligente que el resto.
Gracias a este descubrimiento, Rodrigo Romero pudo asistir al Centro de Atención Al Talento (CEDAT) donde pudo seguir nutriendo su amor por el espacio.
🧠👏🏽 El @CEDAT_Mexico lleva a cabo anualmente el Congreso Internacional de Sobredotación Intelectual. Durante varios años han confiado en nuestro recinto para la realización de dicho congreso.
— El Cantoral (@elcantoral_) June 9, 2023
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En este periodo, tuvo la oportunidad de involucrarse en un emocionante proyecto de cohete de agua y la creación del primer y único cansat (aparato de recopilación de datos espaciales). Dentro de su escuela; gracias a estos proyectos, Rodrigo terminó por confirmar su amor por el espacio:
“Fue un momento revelador, me di cuenta de que la ciencia detrás de los vuelos espaciales era asombrosa, y supe que quería aprender más”.
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