Mucho se ha hablado y escrito respecto al viaje reciente a China como parte de la promoción de la industria automotriz de nuestro estado. No es para menos, las expectativas son enormes. No hay que olvidar que el sector automotriz de Durango y La Laguna es un clúster en proceso de desarrollo y en mucho dependerá que se enfoquen en lo que será la tendencia tecnológica y de hábitos de compra de automóviles en el mundo para los próximos 25 años.
China es un fabricante de autos gigante, con todo el clúster automotriz integrado verticalmente para su propia industria y para “maquilar” a empresas transnacionales. Su estructura de costos es sumamente competitiva, pero lo es más su infraestructura tecnológica y su ecosistema de alta tecnología que hay alrededor. Prueba de ello, es el anuncio del traslado de la línea de ensamble del Ford Focus hacia dos de sus plantas más representativas. Al respecto, sin desperdicio el cartón de Perujo en el periódico El Economista de mitad de la semana pasada:
“Fuera de focus”; http://eleconomista.com.mx/cartones/perujo/fuera-focus
Digamos que el anuncio de Ford no obedece a las presiones de Trump sobre las empresas norteamericanas; tampoco a una situación de falta de calidad o capacidad de la industria nacional actual; y mucho menos, a la falta de apoyo o incentivos que el gobierno mexicano prometió –comprometió- para que Ford invirtiera en México (recordemos que se canceló la construcción de una planta en San Luis Potosí). No, no se trata de ninguno de estos elementos. La decisión de Ford es básicamente para reducir costos y aprovechar las tendencias futuras del mercado de automóviles en el mundo; es decir, su respaldo en alta tecnología.
El 85% de los directivos del sector Automotriz está convencido de que en el futuro se generarán más ingresos con el ecosistema digital que rodeará a la industria, que con la venta directa de automóviles. Este es solo uno de los retos y oportunidades a los que se enfrenta el sector, según se detalla en el Informe Global Automotriz 2017, elaborado por KPMG, y en el que se encuestaron a cerca de 1,000 directivos del sector y más de 2,400 conductores procedentes de 42 países.
El sector automotriz tiene que manejar simultáneamente tres tendencias hasta el año 2025: evolución, revolución y disrupción. Por un lado, continuar con la evolución del mercado actual (racionalización de la producción, crecimiento en los países emergentes, comercialización de vehículos híbridos, eléctricos o con etanol, solares, entre otros…). Por otro lado, afrontar la revolución y la disrupción que suponen muchos de los avances que están surgiendo en el ámbito de la movilidad.
La revolución viene de la mano de los vehículos eléctricos, híbridos y de energías alternativas es un reto enorme para el sector educativo y de alta tecnología; y la disrupción, aunque en parte ya está llegando a través de los automóviles compartidos, se producirá principalmente como consecuencia de los vehículos sin conductor; la conectividad y digitalización de los vehículos; y la creación de valor procedente de la analítica de datos, donde el cliente estará en el centro de este nuevo escenario emergente.
Como botón de muestra, en concreto, tres aspectos básicos que ya están en las áreas de diseño de las grandes firmas fabricantes de autos: i) Conducción semiautónoma; ii) Vehículos sin accidentes (valiéndose de distintas tecnologías, como sensores, materiales indeformables, pilotos automáticos en caso de proximidad de otro vehículo); y iii) Conectividad total (la demanda a nivel global por parte de los consumidores hacia los fabricantes de automóviles es la de tener más y mejor conectividad a bordo.
Sin duda, es muy positivo que se promueva nuestro clúster automotriz en el extranjero. Los fabricantes asiáticos en general –no solo los chinos-, no están compitiendo solo por costos o incentivos gubernamentales, sino por quién cuenta con las herramientas y el instrumental necesario para las tendencias que suponen los próximos 25 años en la industria automotriz. No vayamos a estar fuera de “focus”.
@leon_alvarez