Volcán de Occidente: México militarizado

Arnoldo Delgadillo

En el corto plazo no cambiará la estrategia de tener elementos del Ejército mexicano realizando labores de seguridad pública en las ciudades de, prácticamente, todo el país. Apenas ayer, durante la conmemoración del Día del Ejército, el presidente Enrique Peña Nieto agradeció a todos los miembros de las diferentes fuerzas armadas por su esfuerzo, ya que –dijo– diariamente ponen en riesgo su vida para salvaguardar a la sociedad mexicana.

Sin embargo, activistas y especialistas en el tema, como el general colimense Francisco Gallardo –que estuvo preso por denunciar violaciones de derechos humanos al interior del Ejército–, han reiterado que esta acción es “inconstitucional”, pues los militares no deberían estar en las calles realizando trabajos de prevención del delito.

Si se ha perdido la confianza en las policías municipales o estatales, antes de sustituir sus funciones por las fuerzas castrenses, se debe mirar al origen del problema, que seguramente radica más en las condiciones laborales que tienen estas corporaciones. Si no se garantizan salarios dignos, capacitación y equipamiento a los policías, ¿cómo se logrará que resistan los embates de la delincuencia organizada?

Me parece cuestionable que la apuesta del Gobierno Federal siga siendo tener un México militarizado, cuando hay antecedentes –registrados y denunciados por instituciones como la ONU y la CIDH– de violaciones a los derechos humanos, donde los militares han sido señalados por asesinatos, desapariciones forzadas y violaciones a las garantías individuales. Tan solo en la historia reciente encontramos las páginas grises de Tlatlaya, Ayotzinapa y Michoacán.

En el día a día, en los niveles más primigenios de población, ¿qué ganamos teniendo al Ejército como encargado de las labores de seguridad?, ¿se fomenta así la prevención del delito o se contribuye al rompimiento del tejido social?, ¿es una respuesta lógica y bien vista o una acción impositiva con tufo de represión? No es solo pesimismo, veamos los resultados del sexenio Calderonista, y no se diga del actual. A las pruebas me remito.

Por: @rolandonotas