Reúnen selectos dibujos eróticos del cineasta soviético Serguéi Eisenstein

El cineasta soviético Serguéi Eisenstein produjo unos 500 dibujos con temática sexual que muestran una crudeza única, y aun así comparten la esencia de gran maestro, figura erudita, impecable y perfecta del reconocido creador, explica Daniela Gil, directora operativa de editorial Alias.

El sello publicó el libro Dibujos eróticos que reúne 155 piezas del director. Una parte importante de ellas fueron realizadas en México, donde Eisenstein (Riga, 1898-Moscú, 1948) desarrolló de forma más sólida la producción de este contenido, dice Gil en entrevista con La Jornada.

La editora destaca que en estas representaciones gráficas Eisenstein se da una libertad que no se permitía en otras disciplinas; absoluta libertad de expresión y creación, que tal vez en sus textos teóricos o películas no hacía. Es una puerta a todo su pensamiento, pero también a su proceso creativo de alguna forma.

Provienen de las colecciones de los museos del Hermitage y El Estanquillo, recinto de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, así como de acervos particulares localizados en París, y son acompañados en esta edición por textos de los especialistas Jean-Claude Marcadé y María Haltunen, quien permitió el acceso a la colección del Museo del Hermitage y a galerías privadas.

En la interpretación de Marcadé, Gil sostiene que “son las confesiones que Eisenstein, creador de la fundacional película El acorazado Potemkin, no hizo de manera tan explícita en su obra fílmica o en sus memorias”.

Además de los gráficos producidos durante su residencia en México, también reúne piezas de las series Cama de Cristal, Marineros, El Cine, Mitos griegos y romanos. Se trató de que hubiera una cantidad mínima de las series para apreciar dentro de un volumen, menciona Susana Echevarría, coordinadora de la edición.

Daniela Gil agrega que hay que abordar los gráficos eisensteinianos “desde una complejidad más allá de su humor, muy sofisticado, o lo que los expresionistas llamaban arte de WC y era una especie de divertimento. Estamos hablando de una producción que comprende mitos arcaicos, obras literarias, crítica al colonialismo, al imperialismo y a la religión, a partir de la sexualidad y el erotismo; era también su idea de pansexualidad.

Eiseinstein comprendía el amor de una forma similar a D.H. Lawrence, una de sus figuras favoritas, donde la esfera sexual es un espacio inabarcable y cósmico, y el erotismo es tratado como una cuestión eterna. Eso caracteriza lo dibujos y nos lleva a abordar la idea de pansexualidad que los hace vigentes, porque extiende la idea del deseo a muchísimos espacios más allá del género y disuelve esa discusión.

Susana Echevarría detalla que “fue en México donde tuvo la época más prolífica de dibujos, porque al parecer la cultura mexicana le dio material muy nuevo y original para su propia cultura: esa asociación del éxtasis religioso y sexual, de la muerte y el sexo, de la celebración y la muerte.

La Jornada