El odio antinmigrante vuelve a resurgir en campañas políticas de EU

Donald Trump

En un momento en que la retórica contra la inmigración está desbordante al acercarse las elecciones de mitad de periodo de este año en Estados Unidos, aproximadamente 1 de cada 3 adultos creen que se está tratando de sustituir a los estadounidenses nacidos en el país por inmigrantes con el fin de obtener beneficios electorales.

Aproximadamente 3 de cada 10 también se preocupan de que el incremento en la inmigración esté haciendo que los estadounidenses nacidos en el país pierdan su influencia económica, política y cultural, según una encuesta realizada por el Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos y The Associated Press. Los republicanos son más propensos que los demócratas a temer una pérdida de influencia a causa de la inmigración, un 36% frente a un 27%.

Esas opiniones reflejan el creciente sentimiento antiinmigrante expuesto en redes sociales y en la televisión por cable, y algunos comentaristas conservadores como Tucker Carlson explotan el miedo a que los recién llegados pudieran perjudicar a los ciudadanos nacidos en el país.

En su manifestación más extrema, esos puntos de vista cada vez más públicos en Estados Unidos y Europa se basan en una teoría conspirativa de hace décadas a la que se le llama el “gran reemplazo”, una afirmación falsa de que las poblaciones nacidas en el país están siendo sobrepasadas por inmigrantes no blancos que están erosionando, y a la larga borrarán, su cultura y sus valores. El término, que antes era tabú, se convirtió en el mantra de Marine Le Pen, la candidata ultraderechista que perdió en las recientes elecciones presidenciales francesas.

“Creo firmemente que los demócratas —desde Joe Biden y Nancy Pelosi, y de allí para abajo— quieren traer a los inmigrantes ilegales y darles derecho al voto inmediatamente”, dijo Sally Gansz, de 80 años. En realidad, sólo los ciudadanos estadounidenses pueden votar en las elecciones estatales y federales, y conseguir naturalizarse suele llevar años.

Gansz, una republicana blanca, ha vivido toda su vida en Trinidad, Colorado, donde aproximadamente la mitad de la población de 8.300 habitantes dice ser hispana, la mayoría con raíces que se remontan siglos atrás a los colonos españoles de la región.

”¿No es obvio que veo Fox?”, bromeó Gansz, quien comentó que ve el canal conservador casi a diario, incluido el programa de alto índice de audiencia de Fox News Channel, “Tucker Carlson Tonight”, uno de los principales defensores de esas ideas.

“El cambio demográfico es la clave de las ambiciones políticas del Partido Demócrata”, señaló Carlson en el programa el año pasado. “Para ganar y mantener el poder, los demócratas planean cambiar la población del país”.

Esos puntos de vista no los tiene la mayoría de los estadounidenses. De hecho, dos terceras partes consideran que la diversidad de la población del país fortalece a Estados Unidos, y son muchos más los que están a favor que los que se oponen a una vía de legalización para los inmigrantes traídos ilegalmente a la nación cuando eran niños. Pero las profundas preocupaciones expresadas por algunos estadounidenses ayudan a explicar cómo el tema vigoriza a los que se oponen a la inmigración.

«No siento que la inmigración me afecte realmente ni que socave los valores estadounidenses”, dijo Daniel Valdes, de 43 años, un demócrata registrado que trabaja en finanzas para una empresa aeronáutica en la Costa Espacial de Florida. “Soy bastante indiferente a todo esto”.

Los abuelos maternos de Valdes llegaron a Estados Unidos desde México, y señaló que tiene “muchísimos” parientes en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas. Del lado de su padre tiene raíces puertorriqueñas.

Mientras que los republicanos se preocupan más que los demócratas por la inmigración, la ansiedad más intensa se da entre las personas con mayor tendencia al pensamiento conspirativo. Ese tipo de personas son las que tienen mayor propensión a estar de acuerdo con una serie de afirmaciones, como que gran parte de la vida de las personas está “controlada por complots ideados en lugares secretos” y que “los grandes acontecimientos como las guerras, las recesiones y los resultados de las elecciones están controlados por pequeños grupos de personas que están trabajando en secreto contra el resto de nosotros”.

En total, el 17% de los encuestados cree que los nacidos en el país están perdiendo influencia debido a la creciente población de inmigrantes, y que un grupo de personas en Estados Unidos está intentando sustituir a los nativos por inmigrantes que coincidan con sus opiniones políticas. Esa cifra se eleva al 42% entre la cuarta parte de estadounidenses más propensos a adoptar otras teorías de conspiración.

La Jornada