«Tras la derrota de la Alianza opositora en cuatro de seis elecciones en los estados el pasado 5 de junio, sus voceros optaron por una más de sus fallidas estrategias: decir que ganaron o, en su defecto, que el brazo electoral del obradorismo, Morena, perdió porque no ganó todas. Desde antes del día de la votación, se intentó culpar a otros de la derrota que se avecinaba. Unos, los calderonistas y peñistas desde Tamaulipas, donde gobernaba quien está acusado de nexos con el crimen organizado, filtraron una campaña de que era el Presidente López Obrador el que sostenía un pacto con el narcotráfico. Sus pruebas: que va mucho a Badiraguato. Felipe Calderón, que tenía en seguridad pública a un representante del Cártel de Sinaloa, Genaro García Luna, nunca fue a Badiraguato porque no lo necesitaba: se reunía con ellos a puerta cerrada. Según este rumor lanzado por la Alianza, los votantes brotarían de los retenes de los narcos y no de las casas de los ciudadanos en domingo. Tampoco podrían explicar por qué ganaron en Durango que, según ellos mismos y su desdén por amplias regiones del país, sería un estado narcotraficante. Otros, los empresarios de las condonaciones de impuestos y los fideicomisos, le trataron echar la culpa de su anunciada derrota electoral a los del Partido Movimiento Ciudadano, el Mc del McPRIAN. Hasta Jalisco llegó el artífice de la Alianza, Claudio X. González a confesar que sólo con el PRI, PAN y PRD no “les daban los números”. Dijo algo que ya presagiaba el giro que le querían dar a su derrota. Confesó que los partidos de su Alianza opositora estaban muy vistos y que el MC era más fresco y usó un término mercadotécnico: “diferenciador”, que es un aspecto de una marca que le da una ventaja frente a los demás productos. Es como un papel de baño que, además de hacer lo que los demás, contiene un humectante o es amigable con el planeta. Es su diferenciador. El MC era el humectante de la Alianza, según el término de mercadotecnia que usó el autor del “México Ganador”. Y ahí debe encontrarse la clave del triunfo inexistente de la Alianza: es mercadotecnia. Es encontrar culpables para evadir que tu marca es rechazada por la mayoría del país. Ya, en el colmo, quisieron culpar a los gobernadores del PRI, en Hidalgo y Oaxaca, por ser “más proclives a Morena que a su partido”. Como si el PRI pudiera ayudar a otro cuando ni siquiera puede ya ayudarse a sí mismo»: Fabrizio Mejía Madrid.




