«Uno de los datos relevantes de 2022 es la inflación. Prácticamente en todos los países se viven incrementos de precios como no se veían durante los últimos 20 años o más. Para muchos, lo que se requiere es que aumenten rápidamente las tasas de interés, lo que tendrían que hacer los bancos centrales, y si lo hacen rápida y drásticamente se resuelve. Hemos visto que lo hacen y, sin embargo, la inflación no cede. No lo hace, debido a que tiene determinantes que provienen de diversos ámbitos. Por ello, la respuesta de los bancos centrales es insuficiente y frecuentemente ineficaz. En consecuencia, es necesario que los gobiernos actúen. De otro modo, los aumentos de precios proseguirán y luego se reproducirán ellos mismos, como si tuvieran vida propia.
La inflación actual tiene, por supuesto, explicaciones diversas. Una de ellas corresponde a las dificultades creadas por la interrupción de las actividades económicas provocadas por la pandemia. Se trata de una causa del lado de la oferta, es decir, que ocurre en los procesos de producción y distribución de las mercancías que el mundo requiere. Otra explicación deriva del efecto de los programas de apoyo a consumidores y productores que diversos gobiernos instrumentaron para reanimar sus economías, así como de tasas de interés extremadamente bajas que alientan el consumo y la inversión. Los programas gubernamentales durante la pandemia y en el curso de los primeros meses de este año, incrementaron la demanda y, en consecuencia, pudieran haber sobrecalentado la economía. Un tercer factor que afecta los precios son las expectativas. Si los formadores de precios consideran que el precio de los insumos y los salarios que pagan se elevará, incrementarán sus precios para protegerse. De este modo sus expectativas se autorrealizarán y los precios seguirán aumentando»: Orlando Delgado Selley.




