Valerie Hopkins, periodista de The New York Times, cuenta hoy en un amplio reportaje lleno de fotos que nada realmente ha cambiado en Moscú. Hay una guerra en Ucrania, claro. Y está el bloqueo económico de Occidente y una inflación que afecta a todo el planeta. Pero los rusos dicen que pueden soportar todo eso.
“Muy poco sobre la vida cotidiana parece haber cambiado en Moscú, donde la gente tiene los recursos financieros para soportar aumentos de precios significativos, a diferencia de gran parte del resto del país. GUM, el centro comercial de lujo junto a la Plaza Roja, está lleno de compradores, aunque muchas tiendas occidentales como Prada, Gucci y Christian Dior están cerradas, y los restaurantes y teatros hacen negocios prósperos. Las carreteras de Moscú todavía están llenas de autos de lujo como Lamborghinis y Porsches”, dice Hopkins.

Las tiendas occidentales, como McDonald’s, han sido cerradas, pero en vez de dejar locales vacíos se han abierto nuevas, pero de capital ruso. “Sabroso y punto” sustituye a McDonald’s en Rusia. Nadie ha dejado de visitar la sucursal ubicada en la calle Tverskaya, en el centro de Moscú, según un texto reciente de Europa Press. Las largas filas aún se mantienen con personas celebrando el lugar, mientras el país sigue en conflicto con Ucrania. La cadena de comida rápida estadounidense decidió cerrar sus puertas el 14 de marzo pasado, decidieron abandonar el mercado.
El reportaje de habla de una estrategia interna para proteger a los rusos de las penurias de la guerra: “sin reclutamiento, sin funerales masivos, sin sentimientos de pérdida o conflicto. Gran parte del esfuerzo de Rusia en el campo de batalla no ha ido como lo había planeado Putin, pero en casa ha logrado hacer que la vida rusa se sienta lo más normal posible”.
“La mayoría de los museos y teatros están abiertos, siempre que sus líderes no critiquen al Kremlin, y en las noches de verano, los barcos de fiesta con juerguistas efusivos navegan por el cercano río Moskva y la gente hace un picnic en la hierba. Las temporadas de otoño en la ópera y el ballet acaban de comenzar, aunque algunos estrenos anticipados y producciones en curso se cancelaron después de que sus directores y estrellas hablaron en contra de la guerra o huyeron del país”, agrega.
“El ejército de Rusia ahora está librando una guerra lenta que ha dejado decenas de miles de muertos y ha contribuido a la inflación global y al aumento de los precios de la energía”, dice. Pero en Moscú nada, realmente, ha cambiado.
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