Rosa Isela, de 20 años, y Ángel, su pareja, decidieron llamar Lía a la hija que esperaban. El parto estaba previsto para el 17 de diciembre.
Una mujer llamada Verónica la contactó el 21 de noviembre pasado bajo un perfil de redes falso y le ofreció donarle ropa de bebé. Rosa Isela acordó encontrarse con ella el día 30 de ese mes.
Eran las 08:37 horas del miércoles 30 cuando Rosa le avisó por la red social: “Buenos días, nada más avisarle que no llevaré celular, pero allí estaré a las nueve”.
“Ok, voy de vestido azul”, le respondió Verónica.

Por la tarde la familia se percató de la ausencia de Rosa, ubicaron su teléfono celular y eso los llevó al último lugar registrado, una farmacia en la colonia Las Bajadas, cerca de su casa. Las cámaras de vigilancia revelaron que Rosa Isela había sido subida por una mujer a un taxi.
Cuando intentaron rastrear el perfil de Verónica, ya había sido eliminado. Durante tres días vivieron en la incertidumbre hasta que les notificaron el hallazgo más doloroso: el cuerpo de Rosa Isela había sido localizado en un rancho en Medellín de Bravo –a unos 18 kilómetros de Veracruz–; le habían extraído a la bebé.
El feminicidio de Rosa Isela es un signo alarmante de la violencia de género en Veracruz, advierte Nancy Torres, vocera de la colectiva Colmena Verde. Sólo en lo que va del año el estado concentra 77 feminicidios, según los datos del Observatorio de Violencias contra las Mujeres de la Universidad Veracruzana.
La colectiva de Nancy y otras ocho organizaciones que son parte de la articulación de defensoras en Veracruz exigieron dar atención inmediata al caso del feminicidio de Rosa Isela y que las investigaciones se realicen con pleno apego al debido proceso, con perspectiva de género y respeto a los derechos de las víctimas.
Alma Celia San Martín, del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, advierte que el caso de Rosa Isela no es aislado, pues desde 2018 a la fecha se tienen registrados diversos casos en los que mujeres, adolescentes y niñas, de edades que oscilan entre 17 y 23 años, con un estado de gestación avanzada, han sido asesinadas con extrema violencia en los municipios de Coatzacoalcos, Veracruz puerto y Alvarado, por mencionar algunos.
En un pronunciamiento, las organizaciones reclamaron que no hay una línea de investigación clara que atienda no sólo el feminicidio, sino posibles delitos de trata de personas y otros de alto impacto que afectan el derecho de todas las veracruzanas a una vida libre de violencia.
La joven asesinada tenía el sueño de ser educadora infantil, intentó tomar un breve curso, pero la pandemia interrumpió sus planes. En 2019 conoció a Ángel, se enamoraron y empezaron una vida juntos. Llevaban pulseras con sus nombres para refrendar su compromiso. Cuando supieron del embarazo estaban felices.
Apenas hace dos semanas la pareja posteó fotografías del embarazo; Rosa Isela le dedicó varias estrofas de canciones a la futura bebé, quien, dijo, era una bendición para su vida: “Yo te llevo dentro hasta la raíz y por más que crezcas, vas a estar aquí”, y de una canción de banda: “Espero cada día con ansias el momento de verte”.
Su familia describe a Rosa Isela como una mujer trabajadora y estudiosa, pero con dificultades económicas, por eso no dudó en atender el llamado de Verónica.
Como presuntos responsables del feminicidio de la joven fueron detenidos Verónica “N” y el taxista Gonzalo “N”, quienes tenían a la bebé de Rosa Isela. El relato oficial de las autoridades es que le practicaron una cesárea rudimentaria y después Verónica se untó parte de la placenta y la sangre para aparentar un parto fortuito en casa, así llamó a la ambulancia y llegó a la Cruz Roja, donde revisaron a la bebé, pero no a ella.
En una segunda visita al hospital para revisar a la bebé, Verónica ya no pudo comprobar su maternidad, por lo que fue arrestada.
Los detenidos fueron vinculados a proceso por desaparición forzada y feminicidio. Lía se encuentra bajo el resguardo del DIF municipal, instancia que la entregará a su padre.
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