Nebuloso panorama económico para 2023

Al borde de enfrentar un panel de controversias con sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, por la afectación de las inversiones derivada de la política energética nacional, México añade a su panorama económico de 2023 un riesgo latente en su crecimiento económico, además de sembrar entre los inversionistas mayor incertidumbre, en un contexto de relocalización de las cadenas de valor.

De acuerdo con Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en el sector privado correspondiente a diciembre pasado, después de que la economía mexicana lograra un crecimiento de 2.9% en 2022, la media de los 37 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero consultados por el Banco de México (Banxico) es que en 2023 el crecimiento será de apenas 0.9%.

Uno de esos grupos de análisis –Intercam Banco, desde un panorama más pesimista– espera, por ejemplo, que el Producto Interno Bruto (PIB) del país sea de 0.5% en este 2023.

“Se espera que la desaceleración global continúe profundizándose en todo el mundo, especialmente en Estados Unidos, donde se anticipa una recesión a mediados de 2023”, señaló Intercam en su reporte de Perspectivas publicado el 15 de diciembre último.

“Esto tendrá implicaciones importantes para el crecimiento en México, que podría comenzar a ver un ritmo de expansión mucho más moderado a nivel de exportaciones, conforme la demanda y el sector industrial en Estados Unidos se enfrían. A ello, se suma una expectativa de que la alta inflación y tasas de interés gradualmente impacten también en las tasas de recuperación del mercado interno, particularmente el consumo, por lo que nuestro principal motor de crecimiento podría también perder fuerza”.

Pero no todo está perdido, según el análisis elaborado por Alejandra Marcos, directora de análisis de Intercam. Un factor decisivo para mantener el crecimiento, dice, será la inversión, que podría ser impulsada por la inversión extranjera directa en un contexto de reconfiguración de cadenas productivas o nearshoring, que de hecho comenzó en 2022.

No obstante, agrega, no es del todo claro que el fenómeno sea suficiente para detonar un nuevo ciclo de inversión en México, pues es factible que las altas tasas de interés y las ajustadas condiciones financieras a nivel global limiten la capacidad de financiamiento de nuevas inversiones y podrían jugar en contra de una mayor inversión.

De hecho, en caso de que, en materia del T-MEC, México mantenga su actual postura de no modificar la Ley de la Industria Eléctrica para resolver las consultas y de esa forma entrar en un panel con Estados Unidos y Canadá, México tendría que hacer frente a las consecuencias en materia comercial y, de paso, mermar la confianza de los inversionistas.

Proceso