Hay oposición, faltan liderazgos

El éxito de la manifestación del domingo en el Zócalo y en más de otras cien ciudades de México y el mundo, se puede medir por el intento, vano, de deslegitimarla de todas las formas posibles desde el oficialismo. Decía Borges que el olvido es la única venganza y el único perdón. Pues la demostración del domingo ha tenido de todo menos olvido de parte del gobierno federal y sus propagandistas: el propio presidente López Obrador dedicó todo el mes pasado a descalificar la movilización, y este lunes le dedicó casi toda su mañanera, lo hicieron sus colaboradores más directos incluso cayendo en el ridículo, el domingo llegaron al exceso de no izar la bandera en el Zócalo o de colocar mantas en el mismo edificio de gobierno de la ciudad, intentando ligar la demostración contra la reforma electoral con la defensa de García Luna.

La convocatoria fue un verdadero éxito y confirmó que existe una oposición firme, socialmente transversal, que no puede ser ignorada. El presidente López Obrador sigue siendo popular, quizás en tasas más bajas de lo que algunos creen, pero lo es en un escenario ausente de consensos y en una sociedad profundamente polarizada por la propia acción gubernamental. Los adjetivos desmesurados que cuelgan el propio Presidente y sus colaboradores a sus adversarios, a los que terminan deslegitimando es a ellos mismos. Todos los gobiernos mueren por la exageración de sus principios, decía Aristóteles, y éste se está suicidando en su lógica de exageraciones y despropósitos.

El domingo se volvió a poner de manifiesto que existe una oposición que puede ser muy poderosa. Hay oposición, pero faltan liderazgos que la canalicen. Ése es el gran desafío opositor que se sigue rezagando incomprensiblemente. Para poder canalizar esa fuerza expresada en el Zócalo capitalino y en decenas de plazas de todo el país, es necesario construir liderazgos y candidaturas.

Un ejemplo claro de ello lo encontramos en todos los últimos procesos electorales. La Corriente Democrática del PRI, que encabezaron Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, cristalizó en 1987 (el equivalente a nuestro 2023), pero comenzó a gestarse desde 1985, y muchos de sus integrantes eran personajes conocidos a nivel nacional. Cuando se conforma el Frente Democrático Nacional en 1988, con la confluencia de varios partidos y finalmente incluso del PSUM, luego de la declinación de Heberto Castillo, sus candidaturas y liderazgos ya estaban conformados y eran públicamente muy conocidos. En esa misma elección la candidatura de Manuel Clouthier por el PAN se estaba construyendo desde años atrás y era la expresión de fuertes sectores empresariales, sobre todo del norte del país, los famosos bárbaros del norte.

Excelsior