Ante la “cerrazón” de AMLO, la Iglesia se acerca a las “corcholatas”

Sin la participación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien sigue negado a cambiar su “fallida” estrategia de seguridad, la Iglesia católica continúa empujando el proceso de pacificación que inició el año pasado, a raíz del asesinato de dos religiosos jesuitas, y el cual en este mes acaba de entrar en una nueva etapa: la de los Foros de Justicia y Seguridad, donde distintos sectores sociales ya comienzan a dialogar para elaborar una “Agenda Nacional de Paz” que logre desterrar la violencia provocada por el crimen organizado.

Además, las tres instituciones eclesiásticas que encabezan este proceso de paz, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Compañía de Jesús y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM) ya tienen acercamientos con algunos aspirantes a la Presidencia de la República para asegurarse que el sucesor de López Obrador –cuyo gobierno concluye el año próximo– colabore en la pacificación del país.

El provincial en México de la Compañía de Jesús, Luis Gerardo Moro Madrid, adelanta entusiasmado:

Este proceso de pacificación va más allá del actual gobierno, al que le queda poco tiempo. De manera que si el presidente López Obrador sigue sin tomarnos en cuenta, nosotros continuaremos tocando puertas para lograr un diálogo con el próximo gobierno federal. Por ese motivo ya nos estamos acercado a los posibles candidatos presidenciales”.

Sobre todo –agrega–, tienen acercamientos con el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Dos de los principales aspirantes a suceder a López Obrador por parte del partido Morena. Pronto se acercarán con los aspirantes de otros partidos políticos.

–¿Y aún tienen esperanzas de que el actual gobierno se sume al proceso de pacificación?

–El gobierno de López Obrador tendría muy buen cierre si se sentara a escuchar, en el poco tiempo que le resta, a las madres de los desaparecidos, a las demás víctimas de la violencia y en general a las personas que quieren que se acabe la violencia en México. Si realmente quiere dejar un país distinto, como él dice, es necesario que se siente a escuchar.

–El año pasado, la Iglesia aseguró que resultó fallida la estrategia de seguridad de López Obrador, por lo que le pidió cambiarla. ¿Siguen ustedes manteniendo la misma postura?

–Totalmente. Así es. Y en este punto hemos sido muy claros en la Compañía de Jesús, a través de nuestras obras y de nuestros centros de derechos humanos. Para constatar el fracaso de la estrategia de seguridad basta con leer los periódicos: ahí nos damos cuenta de tantos feminicidios, desaparecidos, actos violentos en distintas partes y asesinatos sin resolver. La misma militarización del país es parte de este fracaso.

“Mire, toda estrategia si no es evaluable no sirve. Y ahí están los números sobre la estrategia actual. Por lo tanto, requiere cambios y mejoras. Pero además esto es algo normal porque todo programa de este tipo no puede mantenerse igual desde su inicio hasta el final. La misma realidad siempre exige hacer modificaciones. Y es lo que estamos pidiendo.”

A raíz del asesinato de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, ocurrido el 20 de junio del año pasado en la Sierra Tarahumara, la Compañía de Jesús y la CEM –por separado y en diferentes momentos– le pidieron a López Obrador que modificara su fallida estrategia de seguridad.

Y en respuesta, durante sus conferencias mañaneras del 27 y 30 de ese mes, el presidente les aclaró muy molesto que no la cambiaría, acusó además a la Iglesia de estar “apergollada por la oligarquía mexicana”, de ser hipócrita y “callar” ante las masacres perpetradas durante el gobierno de Felipe Calderón.

Ante esta rotunda negativa, la Iglesia decidió emprender el ambicioso proceso de pacificación al margen del gobierno federal, el cual inició por esas fechas con las llamadas “Jornadas de Oración por la Paz”, que se estuvieron celebrando en los templos católicos, en espacios públicos y en “lugares significativos” donde ocurrieron desapariciones o muertes violentas.

La presidenta de la CIRM, la religiosa Juana Ángeles Zárate, adelantó entonces a este semanario:

“Iremos más allá de lo ritual y lo litúrgico, porque la pacificación no se logra con una jornada de oración. Debe trascender a acciones concretas. Nuestra intención es generar todo un proceso que nos lleve a la pacificación del país” (Proceso 2384).

Entrevistado en la casa provincial de los jesuitas, ubicada en la zona de Coyoacán, al sur de la Ciudad de México, Moro Madrid relata:

“A López Obrador lo buscamos desde el primer momento, cuando asesinaron a nuestros compañeros jesuitas… Y nunca nos recibió. Incluso yo le escribí una carta directamente a él, donde le ofrecí entablar un diálogo y enriquecer su análisis con los datos que nosotros tenemos. Lo invité incluso a que fuera a la Tarahumara con los jesuitas que están metidos allá en la sierra, porque son quienes mejor conocen esa realidad… Pero nunca obtuvimos respuesta.”

Proceso