Implicaciones del #SEDECOGATE en Durango

«Lo que no es dañino para la ciudad, tampoco daña al ciudadano; pero, si la ciudad es dañada, no debes irritarte con el que daña a la ciudad: ¿Qué justifica tu negligencia?” Marco Aurelio

Por lo menos hay tres implicaciones directas al #SEDECOGATE en Durango: 1) Éticas y de comportamiento; 2) Pésima ejecución de gobierno (traición a la democracia); y 3) Ausencia de un programa propio o distintivo.

En primer lugar, en el otorgamiento y administración del ya famoso “Fondo Durango” hay, sin duda, conflicto de interés (funcionarios y familiares beneficiarios directos); hipocresía y doble discurso (fustigan a López Obrador porque no hay recursos de apoyo a mipymes cuando la realidad es otra); falta de empatía y extravío de toda realidad (pequeña y mediana industria y el comercio informal detenidos en Durango); y discrecionalidad a la hora de ejercer recursos; entre otros adjetivos, claro está.

La pregunta clave en este asunto es: ¿Debe gobierno ser el que otorga microcréditos? Se trata de una fórmula asistencialista equivocada y desgastada que precisamente debemos erradicar. Para ello, allá afuera está el sistema bancario y, en todo caso, puede actuar como aval solidario o prestamista de última instancia, con programas de garantías, pero no como prestamista directo. El gobierno no debe otorgar créditos, esa no es su función.

Dentro de las políticas de gobierno hay todo un sistema de apoyo a través de instancias gubernamentales diseñadas para transferir subsidios o subvenciones a diversos sectores de la economía, pero esos son programas sociales.

En segundo lugar, queda nuevamente demostrado que las coaliciones electorales sirven y son fundamentales para promover la alternancia y competitividad política, pero no han dado resultados tangibles para buenos ejercicios de gobierno. Queda un tufo de traición democrática y extravío político. Para lo cual valen las siguientes preguntas:

¿Para qué quieren gobernar?

¿Para qué quería José Rosas Aispuro Torres llegar a la gubernatura?… Para llegar al poder, montarse en una estructura establecida y quedarse ahí cómodamente en un modus vivendi y pasarla bien.

Para gobernar bien y mejor que el PRI hay que romper paradigmas e inercias que tenemos enquistadas por años: relación con sindicatos, burocracia, distinta orientación programática y política. Esa ha sido la lucha de Acción Nacional. Lo discutible en este sentido es que no se observan ni siquiera intenciones claras de querer mover un ápice las formas que tanto se criticaron con tanta vehemencia hace apenas cuatro años.

Finalmente, en tercer lugar, la ausencia de un programa de gobierno propio, distintivo. Debido a que venimos de políticas asistenciales, de gobiernos totalmente electoreros, y donde necesitamos darle mayores espacios y multiplicar oportunidades a las clases medias, resulta lamentable que no se haya generado un programa diferente a la inercia del pasado. En ningún frente. De hecho, la burocracia, el gasto corriente y la creación de entes de gobierno se dispararon en presupuesto y capital humano, más no en programas realmente exitosos.

Por otro lado, hoy tenemos un gobierno federal centralista y con poder avasallante desde el Legislativo y otros frentes, ¿cómo debemos competir contra un gobierno de estas características?… La respuesta es trabajar desde lo local. No es sencillo, desde luego, pero debemos construir una narrativa y un programa desde los municipios y regiones. Esa es la única solución que veo para contrarrestar las condiciones de centralismo, de otro modo, seguiremos dependiendo de los presupuestos y políticas diseñadas desde gobierno federal.

Que quede bien claro: por lo menos hay tres implicaciones directas al #SEDECOGATE en Durango: Éticas y de comportamiento; pésima ejecución; y ausencia de un programa propio.

@leon_alvarez