Iturbide, víctima de la historia oficial

Durante 200 años se ha ocultado una verdad histórica: Agustín de Iturbide es el libertador, el padre de la Patria. México nació como una monarquía constitucional cuando consiguió declarar su independencia de España, el 27 de septiembre de 1821, explica Jaime Olveda Legaspi, doctor en historia por la UNAM y especialista en historia de México del siglo XIX.

Aclaró que la Independencia de México, que erróneamente la mayoría piensa que se conmemora el 16 de septiembre, no es resultado de la insurgencia, sino de una revolución distinta y pacífica a diferencia de la que comenzó Miguel Hidalgo y Costilla, y a la que siguieron José María Morelos y Vicente Guerrero.

Sobre el cariz pacífico del movimiento, el historiador explicó que fue posible de esa manera porque a una década del inicio de la guerra de independencia ambos bandos se habían quedado sin recursos económicos, y la gente común ya se había cansado del conflicto… Así que los protagonistas del mismo vieron la necesidad de terminar con las hostilidades mediante alianzas.

El restablecimiento de la Constitución de Cádiz en 1820 y los decretos de las cortes españolas que afectaban los intereses de la Iglesia alentaron la disponibilidad para la independencia. Iturbide, que tenía una década combatiendo a los insurgentes, empezó a diseñar un plan libertador para lanzar el grito de Iguala que, a diferencia del de Dolores, llamaba a la concordia, unión y alianza.

En el Plan de Iguala, proclamado el 24 febrero de 1821, quedaron plasmadas las tres garantías: independencia, unión y religión. En el primer trimestre de ese año Iturbide convenció a los comandantes realistas del territorio novohispano sobre la necesidad de concluir la guerra, y se convirtieron en miembros del nuevo Ejército Trigarante para ejecutar el Plan de Iguala.

Después, Iturbide recibió el apoyo de los obispos de la Nueva España, e invitó a Guerrero, quien también aceptó incorporarse. Iturbide, que ingresó al regimiento provincial de infantería de Valladolid de Michoacán a los 14 años, planeó que, primero, se declarara la independencia de las provincias y hasta el final la capital del virreinato.

En Guadalajara se firmó la adhesión al Plan de Iguala, el 13 de junio de 1821; uno de los firmantes fue el español Pedro Celestino Negrete, comandante realista.

Olveda destaca que un grupo de liberales del siglo XIX comenzó a incitar al odio y al repudio contra Iturbide, días antes y después del 27 de septiembre, al acusar, sin fundamento, que el Plan de Iguala era conservador y reaccionario, puesto que uno de sus principios fundamentales era defender la religión católica.

“Pero olvidaron que Hidalgo también comenzó con el Grito de Dolores defendiendo la religión católica, que la Constitución de Apatzingán, hecha por los insurgentes, defendió la religión católica, que los Sentimientos de la Nación, de Morelos, defendía la religión católica”, expone el también investigador.

Un punto importante, agregó, es que los liberales no tomaron en cuenta que el Plan de Iguala estableció una división de poderes al contar con un Congreso, que nombró emperador a Iturbide el 18 de mayo de 1822, y un Tribunal de Justicia.

Los liberales criticaron el nacimiento de un Estado monárquico constitucional y plantearon hacer una república. “Pero Iturbide consideró muy riesgoso someter de sopetón a una sociedad nacida del viejo régimen de la colonia a una estructura moderna, como era la república, y creyó que era necesario un periodo de transición para evitar una nueva revolución”, y se inclinó por una monarquía no absoluta, sino constitucional, “con una división de poderes”, expone el historiador.

Sin embargo, Iturbide tomó la decisión de suprimir el Congreso debido a que tuvo muchos “conflictos” con ese poder, y formó una Junta Nacional Constituyente.

Iturbide, al integrar su gobierno sólo incorporó a las élites, no a todos los grupos sociales. “Fue un mal enfoque de él, consideró eso y tuvo su precio”, señala el especialista.

Cuando creció la inconformidad con el Plan de Veracruz y el de Casa Mata, Iturbide no se aferró al poder, decidió abdicar y se autoexilio en Europa.

Proceso