Consenso de ONG: El estado, principal agresor de la prensa

Considerado el país más peligroso para ejercer el periodismo, México parece haber alcanzado un punto de quiebre con un arranque de año marcado por los asesinatos de tres comunicadores en dos semanas, provocando una indignación generalizada en prácticamente todo el territorio.

De acuerdo con un reporte de la organización Comunicación e Información de la Mujer, el martes 25, 65 ciudades del país atestiguaron las movilizaciones de periodistas para exigir el esclarecimiento de los asesinatos de José Luis Gamboa, ocurrido en Veracruz el pasado lunes 10, así como los de Margarito Martínez y Lourdes Maldonado, ambos en Tijuana, los días 17 y 23 de enero.

Con esos casos suman 148 periodistas ejecutados desde 2000, según registros de organizaciones civiles, 28 de ellos en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

“Es la realidad brutal en México; tan es así, que si una persona se siente afectada por una cobertura independiente y crítica, puede matar a un periodista y es poco probable que la vayan a detener, menos probable que llegue a un juicio real y menos aún a una sentencia condenatoria, y eso sólo hablando de casos de asesinatos y desaparición forzada”, sostiene Jan Albert Hootsen, representante en México del Comité de Protección a Periodistas (CPJ).

Con 12 años ejerciendo el periodismo en México y seis de ellos como representante de CPJ –organización con presencia en el país desde 1992– resalta que los últimos tres asesinatos contra comunicadores son “una consecuencia lamentable, terrible pero lógica, de todo lo que hemos visto venir en los últimos 20 a 30 años, donde el tema de la impunidad impera”.

Advierte que no cabe duda que la violencia contra periodistas en el país se disparó durante el sexenio de Felipe Calderón, y que desde entonces se ha mantenido prácticamente inalterable.

Al menos así lo han documentado organizaciones de defensa de la libertad de expresión como Artículo 19, que detalla que de los 148 periodistas asesinados desde 2000, durante el gobierno de Vicente Fox, 22 fueron ejecutados, cifra que se disparó a 48 con Calderón y se mantuvo con Enrique Peña Nieto, quien cerró su mandato con 47 periodistas asesinados.

Proceso