Llega la Navidad. Nuestra agenda se condensa aún más debido a preparativos y celebraciones. En este contexto, hay quienes pueden llegar a ejercer excesiva presión sobre sí mismos para cumplir con las altas expectativas establecidas. Y esto, en ocasiones, genera tensión y ansiedad.
Así lo señala la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés). También menciona el potencial de los periodos vacacionales o festividades en la creación de estrés adicional en ciertas personas.
Los factores que pueden provocar un empeoramiento del estado de ánimo en esta época incluyen tensiones familiares, soledad, añoranza de tiempos pasados, la lejanía o pérdida de un ser querido, sin olvidar posibles problemas preexistentes (como depresión o ansiedad) y las dificultades económicas.
Como señala un estudio canadiense, los factores estresantes más comunes en época navideña según los participantes son la soledad (40 por ciento) y la ausencia de la familia (38 por ciento). Al describir sus sentimientos en relación a este momento del año, la mayoría de los participantes utilizaron la frase “deprimido”.
También hay quienes sienten una gran presión social. Al fin y al cabo, son continuos los mensajes y campañas publicitarias que tratan de trasmitir la necesidad o el “deber” de estar felices y en familia. Esto se suma al elevado consumismo vinculado a estas fechas.
Hay estudios que señalan que uno de los factores más relevantes en la melancolía navideña es la creencia de que “todo el mundo es feliz”, “lo está pasando bien” y “participa en relaciones familiares amorosas”. Sin embargo, no se trata necesariamente de un hecho, más bien de un deseo.
A todo lo anterior debemos añadir las dificultades que ha supuesto 2021. Un año particularmente complicado para muchos. Esto facilita que ciertos factores, como no poder pasar la navidad en familia o no tener un ingreso económico habitual, agudicen las emociones de las que venimos hablando.
Si pensamos en alguien que se encuentra solo, sin empleo o que padece depresión, todos estos mandatos sociales se tumban.
La creencia popular es que las tasas de depresión y suicidio aumentan en Navidad. Es más, es frecuente que los medios de comunicación relacionen los suicidios durante esta época del año con una supuesta “depresión navideña”.
Sin embargo, varios estudios han demostrado que no existe un vínculo importante entre la depresión, el suicidio y estas fechas. De hecho, hay investigaciones que señalan que los índices de depresión y los suicidios en realidad disminuyen durante los meses de invierno y festividades y se elevan en la primavera.
Sin Embargo




