Para nadie es un secreto que en Durango el grupo gobernante y las fuerzas políticas dominantes en el PRI, que conforman el bloque hegemónico, han pactado la sucesión a la gubernatura, de suerte que existe una alta probabilidad de que la alianza del PAN y el PRI se mantenga en torno a un solo candidato de supuesta unidad.
Una de las interrogantes que han surgido es si el gobernador Aispuro escogerá al candidato, o el perfil escogido surgirá de la negociación entre las fuerzas políticas dominantes del PRI y el PAN, los poderes fácticos y el propio gobernador.
La lista de aspirantes es amplia: por el grupo gobernante allegado al gobernador figuran: Carlos Maturino, Javier Castrellón y Jaime Rivas Loaiza; segmentos del panismo duranguense tradicional no pierden la fe en que el alcalde Jorge Salum aún pueda ser el ungido, a pesar del pobre desempeño de su administración. Se dice también, que el caballo negro es Héctor Flores Ávalos, quien cuenta con apoyos de la dirigencia panista en el centro y con simpatías en las estructuras locales del PAN.
En el PRI la relación de aspirantes es más robusta, tanto en trayectorias como en cantidad de aspirantes. Esteban Villegas es el actor más conocido y posicionado en el ánimo de priistas y no priistas; en contra, tiene el rechazo de los panistas tradicionales y de las fuerzas locales divergentes que controlan sectores y regiones del partido tricolor. En algunos mentideros políticos se asegura que Esteban cuenta con el visto bueno de “Alito”, para que sea el abanderado. Se barajan más nombres, todos del grupo político de Ismael Hernández Deras: Enrique Benítez, Ricardo Pacheco y Ricardo López Pescador.
La diversidad de actores, aspirantes y ambiciones personales al interior de la clase política tradicional de Durango (el PRIAN), anticipan un escenario de conflicto dentro del bloque hegemónico local que controla el poder político y mediático en el Estado, constituido por el gobernador Aispuro, su círculo cercano, actores políticos del panismo tradicional, poderes fácticos, y el grupo de Ismael Hernández Deras. Para mantener esta alianza, el posible conflicto podría delegarse y resolverse en las dirigencias centrales de los partidos de este bloque hegemónico. De lo contrario, tanto el PAN como el PRI romperían su alianza en el ámbito estatal y se reducirían sensiblemente sus posibilidades de triunfo en los comicios de 2022, si contendieran “cada quien para su santo”.
La inteligencia política del grupo gobernante del PAN y del grupo dominante en el PRI, podría estar hablando ya de una lista corta de aspirantes. Por parte del gobernador Aispuro, en la lista corta figuran Héctor Flores Ávalos, Jaime Rivas y Javier Castrellón. El gobernador quisiera que su delfín Carlos Maturino fuera el “bueno”, pero su nivel de posicionamiento no le ayuda. Por parte del PRI, la lista corta incluye solo a Esteban Villegas y a Ricardo Pacheco. Ismael Hernández desearía que fuera Luis Enrique Benítez; el problema de Luis Enrique es el rechazo que suscita en el panismo tradicional.
Tres fuerzas políticas periféricas a los bloques hegemónico y opositor, podrían jugar el papel de bisagras en el proceso sucesorio de 2022. Tanto Movimiento Ciudadano, con Óscar García Barrón, como el Partido del Trabajo, con su sempiterno líder local Gonzalo Yáñez, negociarían durante las campañas de 2022 si apoyar de facto a la alianza de la clase política tradicional, o bien al candidato de Morena y sus aliados. Por su parte, el Partido Verde podría sumarse al candidato de Morena, o bien abanderar a Esteban Villegas Villarreal, en caso de que no fuera el candidato ungido por la alianza del bloque hegemónico.
Mientras tanto, la actual dirigencia estatal de Morena en Durango, encabezada por Otniel García Navarro, está realizando una incesante labor hormiga, construyendo la unidad de los simpatizantes y militantes del partido, y consiguiendo adhesiones en las distintas regiones del Estado. El panorama de Morena en Durango hacia el 2022, se aprecia muy distinto al del desorden, las traiciones y la dispersión manifiestos durante los comicios de 2019, y en la capital del Estado en los recientes comicios de 2021. Un buen desempeño en el Congreso local de actores como Sandra Amaya e Iván Gurrola, y del propio Otniel, quienes están tejiendo fino, además de contar con mujeres bien posicionadas electoralmente, como Marina Vitela, con un desempeño aprobatorio en la alcaldía de Gómez Palacio, y Maribel Aguilera, quien refrendó su escaño federal en las recientes elecciones, le auguran a Morena mayores probabilidades de éxito en el 2022.
Más aún, el impacto que está teniendo el activismo del senador José Ramón Enríquez y de la senadora Margarita Valdez, así como de Manuel Espino Barrientos y sus redes de apoyo de Ruta Cinco, evidencian que la oposición al actual grupo gobernante y hegemónico en Durango, se está reconformando y fortaleciendo. La lista larga de Morena incluye a José Ramón Enríquez, Marina Vitela, Manuel Espino Barrientos, Margarita Valdez, Maribel Aguilera, Gonzalo Yáñez e Iván Gurrola. Al presidente López Obrador, le interesa el triunfo en el 2022 en Durango, para avanzar en la conquista del norte, de cara a los comicios presidenciales del 2024.
Cualquiera puede ser, pero no cualquiera debe ser, ya que Durango requiere transformar su viejo y gastado esquema de aletargamiento y lento desarrollo, no solo económico y social, sino también político, administrativo y cultural. Sin duda, el dilema político- electoral de nuestra entidad hacia el 2022 es: continuismo y más de lo mismo o cambio con resquebrajamiento del bloque hegemónico y la clase política tradicional que han sumido al Estado en el estancamiento y la corrupción.
Héctor Octavio Carriedo Sáenz
Durango, Dgo. 28 de julio de 2021




