En Choix, «desde niños hasta adultos» portan armas: Así es la vida en la sierra de Sinaloa

Como tantas comunidades en la zona serrana de Choix, San Simón está tomada por el crimen organizado, no por nada está dentro del llamado Triángulo Dorado y quizá también por eso Rafael Caro Quintero se sentía seguro escondido ahí.

La ruta a San Simón, donde fue detenido el narcotraficante, es inaccesible. Hay tramos en los que se pierde el camino de terracería, más en esta época de lluvias, cuando incrementa el caudal del río.

Además, el narco convirtió estas rancherías de Sinaloa en pueblos fantasma, desplazando a cientos de personas, según cuentan pobladores de localidades vecinas.

En estas comunidades de Choix el halconeo domina. Si una persona ajena entra, jóvenes en motocicletas comienzan a salir y dar vueltas, alertando a la población sobre la presencia de alguien extraño.

La comunidad de Bacayopa, considerada una de las más «pesadas», es el último punto que el mapa muestra para llegar a San Simón. De ahí, hay que seguir a pie, o si a caso y para quienes conocen la zona, en motocicleta.

Un sacerdote en Choix, quien pidió anonimato por motivos de seguridad, narró que en la zona, el contacto con el crimen organizado es parte de lo que la población vive a diario y que, incluso, es «normal» que porten armas «desde los niños hasta los más adultos».

«Es lo más común porque ahí han crecido y así se ha desarrollado. Nadie es ajeno a esta realidad», lamentó.

El sacerdote recordó que la primera vez que fue parado en un retén de personas con cuernos de chivo en la mano, «temblé de miedo».

«Esa ocasión me pregunté: ‘¿En dónde estoy?’ El temor se apodera», dijo.

“Al final terminas de darte cuenta que detrás de una capucha, detrás un chaleco, detrás de un arma, hay personas que realmente tienen corazón”, abundó.

El padre aseguró que en estas comunidades serranas dominadas por el narco “se siente respetado” y no ha sufrido ninguna falta de respeto, “hasta el momento, gracias a Dios”.

Milenio