La agencia calificadora Moody’s Investors Service destacó que las entidades federativas enfrentan “presión financiera” ante el aumento del gasto en salud a raíz de la pandemia; en contraste, hubo un estancamiento o disminución de sus ingresos.
De acuerdo con la firma, en 2020 los estados aumentaron en 15% el gasto no etiquetado en salud pública –financiado con transferencias no etiquetadas e ingresos propios–, lo que superó ampliamente el crecimiento promedio de 3.2% del gasto operativo total.
Algunos tuvieron un incremento mucho mayor y en algunos casos fue de más del doble que el año anterior, lo que refleja una presión para responder a la pandemia a nivel regional, alertó la calificadora.
Muchos gobiernos regionales respondieron con iniciativas propias, con impactos diferentes sobre las finanzas públicas. Es el caso de Nuevo León, por ejemplo, que aumentó su gasto no etiquetado en salud pública en 108% en 2020, mientras que Tlaxcala lo hizo en 114%.
Otros estados como Veracruz y Oaxaca redujeron el gasto no etiquetado en salud de la administración central, aunque estos recortes fueron compensados en cierto modo por un aumento del gasto etiquetado, financiado con transferencias etiquetadas.
De acuerdo con Moody’s, el aumento del gasto sanitario se destinó a necesidades que van desde la compra de equipos de protección personal y materiales de desinfección, hasta pruebas de covid-19, pago de personal y equipo médico, incluidos respiradores.
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