Esperando el puente Francisco Villa

Por Paulina Monreal Castillo

La gente lo llama “el puente encantado”, debido al tiempo que ha tardado su construcción, los obstáculos que se han presentado desde el inicio y los muchos tropiezos que ha tenido desde entonces.

Para nadie es desconocido que inició tarde, que luego ocurrió la pandemia, y después los demás pretextos que han surgido como temas de materiales y problemas monetarios que afronta el gobierno del Estado.

Yo conocí el proyecto desde que yo misma era parte de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Publicas del Estado de Durango, pero no siempre estuve de acuerdo con él.

En algún momento posterior y recién llegada a la regiduría pensé votar en contra, e incluso recuerdo el día que el anterior secretario Arturo Salazar, fue a presentárnoslos a Comisión de Desarrollo Urbano donde le hice una pregunta:

“¿Cuánto costaría cancelarlo?” Me respondió que no se podía cancelar y le conteste que sí se había cancelado un aeropuerto internacional, fácilmente se podría cancelar un puente.

Pero seguí investigando y me convenció el cambio de proyecto, el cual incluía un parque lineal por debajo del puente vehicular. Un parque que cambiaría totalmente la perspectiva del puente, regresándole el piso a los peatones, que son la punta de la pirámide de movilidad actual.

Este espacio sería la compensación para incrementar las áreas verdes y reducir el impacto ecológico de la construcción del puente, y que podría ser el equivalente de Paseo Constitución en aquel lado de la ciudad.

Un parque que podría ser cultura, lleno de historia plasmada en pinturas, fotografías, esculturas y murales de artistas locales, parte de la ciclopista que falta, espacios recreativos para la familia y áreas verdes, lo que le daría un especial realce a aquella zona de la ciudad para que las familias tuvieran un espacio digno, donde realizar actividades al aire libre que tanta falta nos hacen como ciudadanía.

A pesar de eso, todo parece indicar que el parque no se construirá por falta de presupuesto (a pesar de que se supone que tendría que haber presupuesto etiquetado para la terminación del proyecto completo).

Este parque sería precisamente la diferencia entre los Puentes Gemelos y el Puente Lasalle, cuyas partes inferiores únicamente sirven para seguirle dando prioridad al automóvil usándose como estacionamiento, incluso parece ser que un sitio de taxis ya lo tomo como base. No es que esto sea malo, pero no es el mejor aprovechamiento de un espacio en estos tiempos.

Tenemos el potencial para que de ser una obra que comenzó como un puente superior vehicular, con poco sentido de movilidad urbana moderna, se convierta en una obra emblema de una ciudadanía ávida de espacios donde niños y jóvenes en familia puedan desarrollarse de la mejor manera.

Así que sabemos que el Gobierno del Estado y SECOPE tienen ante si una disyuntiva, aprovechar el espacio y hacer algo de utilidad para los duranguenses o terminar únicamente el puente que será de poca utilidad y que nos dejará como autoridades con muchas cuentas pendientes.