Desde Vicente Fox se sospechaba, pero con Felipe Calderón había certeza dentro y fuera del gobierno: Genaro García Luna, el secretario más poderoso del gabinete, era cómplice de Joaquín El Chapo Guzmán, el capo que, al amparo del poder político, se fugó de prisión e hizo crecer su imperio criminal en los dos sexenios del Partido Acción Nacional (PAN).
Las denuncias y señalamientos a García Luna por sus nexos con el crimen organizado las conocieron los titulares de la Procuraduría General de la República (PGR) de Fox, Rafael Macedo de la Concha y Daniel Cabeza de Vaca, pero también Eduardo Medina Mora, procurador de Calderón, el subprocurador Juan de Dios Castro y su secretario particular, César Nava, entre otros muchos.
Pese a las evidencias, muchas de ellas públicas, Calderón siempre protegió a García Luna y afirmó que su probidad estaba fuera de toda duda, como lo expresó el 23 de noviembre de 2008, en Lima, Perú, una línea de defensa que prevaleció todo su sexenio y sólo modificó hasta que se supo de la detención del jefe policiaco, el martes 10, en Estados Unidos.
«Evidentemente, si hubiera alguna duda de su probidad o, más aún, algún elemento probatorio que descalificara esa probidad, seguramente no sería secretario de Seguridad Pública», dijo Calderón en esa ocasión, en una de las pocas conferencias de prensa que dio, forzado por estar en el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC).
Para quienes aportaban evidencias de la conducta criminal de García Luna desde la política, las organizaciones sociales y el periodismo, sólo hubo represalias de Calderón y su gobierno, pero cuando se detuvo a quien fue brazo derecho en su gobierno se dijo engañado: «Desconocía por completo los hechos que se le imputan».
Amplias evidencias prueban que la relación de García Luna con criminales no sólo la conocían miembros del gabinete, como el secretario de la Defensa Nacional, el general Guillermo Galván, sino hasta el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar, quien inclusive le hizo saber a Calderón las «corruptelas» de García Luna y por ello -aseguró- tuvo que «pagar un costo político».
Galván y Aguiar le compartieron la información, por separado, a José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo de Seguridad Pública y Justicia Penal, justo en medio de la violencia que había desatado Guzmán Loera para, con todo el apoyo de García Luna, tomar el control del tráfico de drogas en México.
En el libro Los cómplices del presidente, de Anabel Hernández, adelantado en Proceso en noviembre de 2008, Ortega Sánchez contó que Aguiar le había informado a Calderón de las «corruptelas» que sabía de García Luna y que él, a su vez, le reveló al religioso que Galván también tenía conocimiento de que trabajaba para el crimen organizado.
«Le hablé (a Aguiar) de mi entrevista con el general secretario Guillermo Galván Galván, y le comenté lo de Genaro García Luna. El secretario de la Defensa me dijo que él tenía más información del involucramiento de Genaro García Luna con el crimen organizado, que siguiera adelante, que tuviera valor, y me alentó para que se lo dijera al presidente. Entonces, en ese momento, don Carlos Aguiar se rió y dijo: ‘Yo ya se lo dije y tuve que pagar un costo político’.»
También en 2008, un mes después del asesinato del comandante Édgar Millán, coordinador general de Seguridad Regional de la Policía Federal, cometido el 8 de mayo en la colonia Guerrero, Ortega Sánchez le confió a este reportero que el móvil fue el dinero del narcotráfico para García Luna:
«¿Sabes por qué mataron a Millán? Él era el recolector con El Chapo, con los Beltrán Leyva, con Tijuana, él era. Ahí donde lo mataron recogía la lana.»
-¿»Recogía la lana» para quién?
-Para Genaro García Luna.
Once años después de esos episodios, en entrevista con Proceso, Ortega Sánchez vaticina que la captura de García Luna en Estados Unidos cimbrará a México, porque en ese país tienen vasta información sobre las complicidades del exsecretario de Seguridad Pública de Calderón con El Chapo Guzmán, pero lo más grave es lo que representó esa complicidad para los mexicanos.
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