La lista de Epstein no es en realidad una lista. Al menos, no una lista de clientes, ni de quienes viajaron a su isla. Aunque hay algunas enumeraciones de nombres, en la mayoría de los casos las personas aparecen mencionadas en los documentos en contextos heterogéneos. Junto a personas que cometieron actos sexuales con algunas de las víctimas, hay otras que aparecen solo de forma tangencial, porque se pregunta por ellas o porque son víctimas, o empleados. En la inmensa mayoría de los casos, no hay indicios de conductas reprobables, aunque la mera aparición de un nombre se haya mostrado tóxica para su reputación, en medio de la desinformación que circula sin freno por las redes sociales, donde también han aparecido numerosas listas falsas.
Los nombres aparecen en más de 900 páginas sobre los que levantó este miércoles el secreto de sumario Loretta Preska, la jueza que se ha hecho cargo del caso de la demanda por difamación que presentó en 2015 una de las víctimas, Virginia Giuffre, contra la que fue amante y socia de Epstein, Ghislaine Maxwell. Es un primer lote de documentos al que seguirán otros. Jeffrey Epstein se suicidó en agosto de 2019 en su celda de una prisión de alta seguridad de Manhattan mientras esperaba el juicio por sus delitos sexuales.
Lo que sí hay con la desclasificación de los papeles es una lista de documentos. Son 40 de variado contenido. Esta es una guía.
El primero de los documentos es un correo electrónico enviado por Ghislaine Maxwell a su abogado en 2015. En él, la examante y socia de Jeffrey Epstein se muestra abrumada tras haber sido demandada por difamación por Virginia Giuffre, una de las víctimas. “Al parecer, incluso decir que Virginia es una mentirosa tiene peligro”, señala. Maxwell subraya que nunca había tenido una demanda civil ni penal. “Necesito tiempo para procesar”, asegura. Posteriormente, la heredera Ghislaine Maxwell, hija del magnate de la comunicación Robert Maxwell, saldó con un acuerdo extrajudicial la demanda de Giuffre (de la que proceden todos los documentos), pero fue procesada penalmente, declarada culpable de tráfico sexual de menores y sentenciada a 20 años de cárcel en junio de 2022.
Los abogados de Giuffre, la demandante, piden al juez en un escrito que obligue a Maxwell, la demandada, a responder preguntas sobre si ella dio masajes a Jeffrey Epstein y practicó sexo con él. Maxwell había rechazado contestar esas preguntas relativas a actividad sexual “adulta”, pero los abogados de la demandante creen que es importante que responda porque ella fue la que le enseñó a Giuffre a hacer los masajes con contenido sexual para los que fue contratada cuando era una menor y probarían un patrón de actuación.

Se trata de la transcripción de un fragmento de una declaración de Maxwell en abril de 2016 que se le pregunta por otra de las víctimas, Johanna Sjoberg. Maxwell dice que le dio “consejo profesional” para ser masajista, lo que define como “una maravillosa oportunidad de trabajo”. Admite que Johanna le practicó masajes a ella, pero rechaza contestar si practicó sexo con ella. “Nunca he tenido sexo no consentido con nadie”, asegura.
En otro fragmento de la declaración de Maxwell, sigue sosteniendo que las acusaciones de tráfico de menores para practicar sexo con Jeffrey Epstein son “una gigantesca maraña de mentiras”. En ese fragmento, aparece citado por primera vez en este lote de documentos el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton. La demandada asegura que “las alegaciones de que Clinton tuvo una cena en la isla de Jeffrey son 100% falsas”. En cambio, sí comió a bordo del avión. En 2019, el expresidente reconoció que había volado en el avión privado de Epstein en varias ocasiones en 2002 y 2003, pero aseguró que no sabía nada de los “terribles crímenes” del millonario.
Este documento pertenece también a la misma declaración de abril de 2016. Es otro fragmento más amplio. En él, Maxwell reconoce haber visitado Mar-a-Lago, el club privado de Donald Trump en Palm Beach (Florida). Es conocida la relación que tenía Trump con Jeffrey Epstein y no se entra en más detalles en esta declaración. Maxwell dice que contrataba muchos empleados de todo tipo para Epstein y que una parte muy pequeña de su trabajo “era de vez en cuando encontrar masajistas profesionales adultos” para el financiero multimillonario. En el interrogatorio se pregunta a Maxwell por algunas de las chicas reclutadas y sobre si se facilitaron chicas a algunas personas como el inversor Glenn Dubin, el agente de modelos Jean Luc Brunel (que se suicidó en prisión en Francia antes de ser juzgado por delitos sexuales) y el exconsejero delegado de Limited y Victoria’s Secret, Leslie Wexner. La demandada se muestra evasiva. También le preguntan si era la novia de Epstein: “Es una pregunta complicada. Hubo momentos en los que me hubiera gustado considerarme su novia”, contesta. También señala que el príncipe Andrés visitó la isla de Epstein, pero que en aquella ocasión no había chicas.

Se trata de una petición de la demandante para que declaren como testigos del caso de la demanda civil tanto Jeffrey Epstein como Sarah Kellen y Nadia Marcincova, señaladas por colaborar en la red de captación de mujeres. Se recoge que en otros casos, al ser interrogadas estas dos últimas, se han refugiado en el derecho a no declarar contra sí mismas. “Me acojo a la Quinta Enmienda”, declaraban reiteradamente.
Se trata de un documento de otro caso de Florida. En él, dos víctimas cuya identidad se mantiene anónima solicitan unirse a una demanda alegando que han sido forzadas a practicar sexo con famosos, políticos, presidentes, “un conocido primer ministro” y otras personas. Se da más detalles sobre el príncipe Andrés. “La desconocida nº 3 fue obligada a mantener relaciones sexuales con este Príncipe cuando era menor de edad en tres lugares geográficos distintos: en Londres (en el apartamento de Ghislaine Maxwell), en Nueva York y en la isla privada de Epstein en las Islas Vírgenes de Estados Unidos (en una orgía con otras numerosas chicas menores de edad). Epstein ordenó a la desconocida nº 3 que le diera al Príncipe todo lo que pidiera y exigió a la desconocida nº 3 que le informara de los detalles del abuso sexual”, dice el texto.

En este escrito de mayo de 2016 se hace un resumen de los testimonios de Maxwell y de la víctima Johanna Sjoberg y la demandante solicita interrogar a 15 testigos adicionales, entre ellos el propio Jeffrey Epstein y varios de sus empleados. En otro texto de ese mismo mes se solicita precisamente superar el límite legal habitual de 10 declaraciones en este tipo de demandas.
La declaración de Johanna Sjoberg, de 179 páginas, es quizá el documento estrella de todo el lote sobre el que la jueza ha levantado el secreto de sumario. En ella cuenta que en un encuentro en el que también estaba Virginia Giuffre descubrió que estaba con el príncipe Andrés porque había una marioneta de guiñol del propio príncipe con su nombre y que le pareció divertido. “Solo recuerdo que alguien sugirió hacer una foto, y nos dijeron que nos pusiéramos en el sofá. Así que Andrew y Virginia se sentaron en el sofá, y pusieron la marioneta en su regazo. Y entonces me senté en el regazo de Andrew, y yo creo que por mi propia voluntad, y ellos tomaron las manos de la marioneta y las pusieron sobre el pecho de Virginia, y entonces Andrew puso las suyas sobre el mío”, relata.
En esa misma declaración, la víctima asegura que Epstein le dijo en una ocasión que “a [Bill] Clinton le gustan jóvenes, refiriéndose a las chicas”. En 2019, el expresidente reconoció que había volado en el avión privado de Epstein en varias ocasiones en 2002 y 2003, pero aseguró que no sabía nada de los “terribles crímenes” del millonario. Sjoberg también cuenta que una vez que iba en el avión privado del magnate, los pilotos les dijeron que no podían aterrizar en Nueva York y que se desviarían a Atlantic City y entonces “Jeffrey [Epstein] dijo: ‘Genial, llamaremos a Trump e iremos (…) al casino”.
A la testigo se le pregunta si tuvo relaciones con él o le dio masajes, a lo que ella responde que no, en una serie de preguntas en que también se cita al científico Marvin Minsky, al cineasta George Lucas y al abogado Alan Dershowitz, en todos los casos con respuestas negativas.

Sjoberg también indica que se encontró con Michael Jackson en la mansión de Epstein en Palm Beach (Florida), al que dice que no le hizo ningún masaje, y en otra ocasión con el mago David Copperfield. Este hizo algunos trucos de magia y le preguntó, según su declaración, si sabía que “a las chicas se les paga por encontrar otras chicas”.
Es un fragmento de los testimonios dados por la demandante. Virginia Giuffre dice que Ghislaine Maxwell le pidió dar masajes a Glenn Dubin; al príncipe Andrés, y a Bill Richardson, que fue gobernador de Nuevo México. “Un masaje significa sexo”, precisa Giuffre. En esa declaración, otra de las más potentes desveladas en este lote, Giuffre también dice que la enviaron a practicar sexo con el agente de modelos Jean Luc Brunel, al dueño de una cadena hotelera (en torno a la fecha del cumpleaños de la supermodelo Naomi Campbell, en cuya fiesta estuvo), al científico Marvin Minsky, a “otro príncipe” y a muchas personas más que no recuerda. Tomó notas, pero luego las quemó de acuerdo con su marido, porque ambos son personas “muy espirituales”, dice.
El País