Una parte del mundo ha estado este 2022 en una guerra que hasta la Navidad apagó en algunos sitios. En ciudades de Europa, funcionarios enfrentan una dualidad porque los precios de la energía han aumentado por la guerra de Rusia en Ucrania. O atenúan las luces navideñas para enviar un mensaje de conservación de energía y solidaridad con los ciudadanos restringidos por los altos recibos de servicios y la inflación, o iluminan las ciudades como señal de resistencia al frío invierno sin el suficiente suministro de gas ruso.
“La guerra y la presión energética es una realidad. Nadie saldrá lastimado con un poco menos de iluminación este año”, dijo a la agencia AP en vísperas navideñas, Marie Breguet de 26 años, quien paseaba en calles de París.
Durante la primera nevada en Kiev, el 17 de noviembre, las sirenas antiaéreas sonaron en toda Ucrania a primera hora ante el temor de que Moscú pudiese lanzar otro ataque a gran escala con misiles en una guerra que este 24 de diciembre cumple diez meses.

Aquel 24 de febrero, en medio de tensiones por el avance de la OTAN en regiones con interés ruso, el Presidente Vladimir Putin dio luz verde a la invasión militar por tierra, aire y mar en Ucrania, lo que ha ocasionado miles de muertos y, miles y miles de refugiados, incluso en México.
A manera de presión a Europa, que mostró apoyo a Ucrania y a la OTAN, Putin anunció la reducción del suministro de gas al viejo continente, que es altamente dependiente a sus exportaciones, a través del gasoducto Nord Stream que se ubica en Alemania.
De acuerdo con datos de la Comisión Europea, la disminución del suministro energético ruso pasó del 45 por ciento de las importaciones de gas el año pasado a tan solo el 14 por ciento en septiembre de 2022.
Pero Armando Negrete, académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, recordó que la crisis energética y el alza inflacionaria mundial venían desde la pandemia y, la transición energética y el conflicto geopolítico empeoró el panorama.
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