«Se supo desde el principio: la reforma política presentada por el Presidente López Obrador sería rechazada, casi sin leerla, por la oposición del McPRIAN en la Cámara de Diputados. Es el mismo bloque que, al defender los intereses de las empresas eléctricas españolas, italianas, y norteamericanas, el 17 de abril, había anunciado, voz en cuello que “no pasarían ninguna iniciativa presidencial”, aunque todavía ni siquiera estuvieran redactadas. Fueron los mismos 225 votos que han paralizado cualquier cambio a la Constitución. En ello hay una confusión extrema: el McPRIAN le llama “contrapeso” a oponerse a todo, sin siquiera leerlo. Habría que recordarles, que, cuando lo inventó Montesquieu en el siglo XVIII, la separación de poderes no sólo era jurídica entre Legislativo, Judicial, y Ejecutivo, sino que contemplaba también distribuir el poder social.

Aquí es donde los diputados del McPRIAN se equivocan. La división de poderes no sólo estaba pensada entre instituciones del Estado, sino entre clases sociales: la aristocracia en el Ejecutivo, el pueblo y la nobleza en las Cámaras, y unos tribunales para plebeyos —los “comunes”— y, otros, para la nobles —los lores. Era precisamente a la Cámara de Diputados a la que se le pedía que representara al pueblo. La reforma política tiene más del 80 por ciento de apoyo en rubros como la elección en urnas de los consejeros y magistrados electorales o 70 por ciento en la reducción del dinero a los partidos políticos cuando no están haciendo campañas. Pero el Mc PRIAN confundió los intereses de ese pueblo ávido de democratizar la democracia, con el beneficio a los partidos políticos.
Así, queriendo reivindicarse como “contrapeso”, acabaron traicionando la función que les dio la separación de poderes, es decir, ser la voz de la voluntad mayoritaria. Los partidos del McPRIAN creen que los “contrapesos” significan estar a priori en contra de lo que diga el Presidente. No hay nada más contrario al espíritu de la separación de poderes que no es “para darse más importancia”, como escribió Hannah Arendt, sino para que los poderes colaboren en un acuerdo final. Su propio creador, estableció que los contrapesos no eran fines en sí mismos, sino medios para canalizar el poder. Ahora son usados para bloquear al Presidente y con frecuencia subirse a tribuna con casas hechas con Lego, fotografías trucadas, portadas de periódicos inexistentes, y consignas contra el pueblo, al que se llama “feligresía”, “acarreados”, “nacos”, “hambreados” o —como dijo el 20 de octubre de 2021, la Diputada de Acción Nacional por Toluca, Teresa Castell de Oro Palacios, que deberíamos de “besar el piso que nosotros pisamos, agradeciendo a los neoliberales”. Diciéndose demócratas los diputados del McPRIAN abusaron de su poder y arbitrariamente votaron en contra de la opinión de ocho de cada diez mexicanos»: Fabrizio Mejía.




