Miles trabajan día y noche para transformar un llano en el nuevo aeropuerto

Miles de civiles y militares trabajan día y noche los siete días de la semana. Tienen un encargo: que el próximo 21 de marzo se inaugure la primera fase del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), uno de los grandes proyectos del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

En lo que fuera la Base Aérea Militar Número 1 de Santa Lucía, en Zumpango, Estado de México, remueven bancos de tierra, levantan moles de hormigón, trazan y construyen nuevas vías y dan los toques finales a las terminales de carga y de pasajeros. Ésta última es una enorme nave de hierro, vidrio y concreto que corre en paralelo a dos de las tres pistas y mide más de un kilómetro, con 10.5 pisos, de sótano a salas VIP.

El Cuerpo de Ingenieros de las Fuerzas Armadas de México ha transformado miles de hectáreas en tiempo récord. Construyen dos ciudades (una militar y otra civil) con hoteles y centros comerciales; plazas y lagos artificiales; cientos de miles de estacionamientos y conexiones viales con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México porque, junto con el Aeropuerto Internacional de Toluca, formarán un sistema integrado para dar servicio a la Zona Metropolitana del Valle de México.

El Capitán Primero Ingeniero Constructor Raúl Miranda dice a SinEmbargo que la obra es motivo de doble orgullo: por un lado, se trata de una construcción trazada y ejecutada por mexicanos; por el otro, lo que dejarán a los ciudadanos: un aeropuerto moderno que cumple estándares internacionales y que transformará para bien una amplia región del país.

En todos los frentes de la obra trabajan mil 270 militares ​​—de los cuales 80 son ingenieros constructores— y 33 mil civiles. El predio que alberga tanto las instalaciones militares como las civiles se extiende a lo largo de 3 mil 700 hectáreas.

Un equipo de SinEmbargo Al Aire (los periodistas Álvaro Delgado, Alejandro Páez Varela, Ilse García, Cri Rodríguez y Luis Mata) recorrió la obra completa, hasta el corazón del AIFA. Y esto es lo que encontraron.

El trayecto partió de las instalaciones del Museo Paleontológico de Santa Lucía, Quinametzin, cuyo significado es “Tierra de Gigantes”, una referencia sobre lo que pensaron los primeros pobladores al llegar a esa zona y encontrarse con los restos de mamuts. En el lugar se encuentran los hallazgos rescatados durante los trabajos: alrededor de 500 piezas de megafauna y vestigios arqueológicos.

Sin Embargo