«Todas las rupturas tienen algo de cálculo racional y algo de emociones. Nos separamos de alguien en quien hemos creído porque (a) nos irá mejor lejos y porque (b) sentimos que el vínculo se ha desgastado. Cuando el cálculo racional es muy poderoso en la decisión, ya construimos un futuro sin ese alguien. Cuando el factor emocional es mayor, entonces no hay planeación: simplemente se decide por hartazgo, por cansancio, incluso por odio o desamor. En todas las rupturas pueden influir más el cálculo o más la emoción, y de eso depende qué tan ruidosa es la separación.
Un día se dice: “Me voy, adiós”. Y se ha calculado que el futuro se ve mejor sin el otro.
O un día se dice: “¡Me voy, adiós!”, con signos de admiración, con emociones revueltas, y hay llanto y dolor porque nadie previó un futuro sin el otro.
Me llamó mucho la atención, la semana pasada, cuando Ricardo Monreal nos decía en el programa Los Periodistas que lo que él padece, o supuestamente padece dentro de Morena, es parecido a las purgas que realizó Joseph Stalin, dictador de la Unión Soviética, cuando hasta dos millones de personas fueron enviadas a gulags o asesinadas. Es muy fuerte la declaración que nos hizo, en ese programa, a Álvaro Delgado y a un servidor. Pero también habla del estado de ánimo del político zacatecano. Nunca lo he escuchado hablar así del PAN o del PRI o de Movimiento Ciudadano (ya el PRD casi ni existe), pero su apreciación sobre lo que llama “la nomenclatura”, es decir, la cúpula partidista de Morena, es comparable, en sus criterios, con la élite que provocó en la URSS un periodo de terror, asesinatos y represión»: Alejandro Páez Varela.




