Reparar la gobernanza económica global

«Luego de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial este mes, Oriente Medio se balancea al borde de un conflicto trascendente y el resto del mundo sigue fracturándose a lo largo de nuevas líneas económicas y geopolíticas. Rara vez las carencias de los líderes mundiales y de los acuerdos institucionales existentes han sido tan visiblemente obvias. El órgano de gobierno del FMI ni siquiera pudo acordar sobre un comunicado final.

Es verdad, el Banco Mundial, bajo su nueva conducción, se ha comprometido a abordar el cambio climático, enfrentar los desafíos en materia de crecimiento y fortalecer sus políticas en contra de la pobreza. Apunta a aumentar su crédito apalancando el capital existente y generando nuevos fondos. Sin embargo, para esto último, necesitará de la aprobación parlamentaria de Estados Unidos, y eso parece poco probable con los republicanos al mando de la Cámara de Representantes. Lo importante es que el incremento planeado de la capacidad de préstamo es mucho menor de lo que el mundo necesita. Es poco más que una gota en el balde, pero el balde sigue estando esencialmente vacío.

Como sucedió con las discusiones climáticas en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre, se habló mucho de incrementar el capital privado reduciendo la prima de riesgo que los inversores exigen para proyectos en países pobres. Si bien los retornos sociales de invertir en energía solar en el África subsahariana (donde hay abundante luz solar y falta de energía) son más altos que en el norte cubierto de nubes, el sector privado se ha mostrado reacio a entrar, debido a temores generados por la inestabilidad política y económica»: Joseph E. Stiglitz.

La Jornada