“Primero hay que saber sufrir
Después amar, después partir
Y al fin andar sin pensamiento…”
El naranjo en flor;
Por: Virgilio y Homero Expósito.
Ganó Argentina. Ganó el mejor. Fue justo el resultado.
Argentina demostró partido a partido su genética futbolera. El futbol forma parte de su acervo cultural y se respira en todas partes: en la cancha, la tribuna, los bares, las plazas y las calles. El equipo desplegó gran futbol, solvencia técnica y táctica y avasalló rivales. Además, trajo la versión más pensante del mejor jugador del mundo en los últimos 20 años, y, alrededor de él, a varias figuras jóvenes. Que da gusto contemplar.
La albiceleste sabe sufrir. Supo reponerse a momentos complicados como la derrota con Arabia Saudita en el primer partido y el primer tiempo contra México. Respondió y se repuso mentalmente al gol de último minuto de los holandeses, en cuartos de final.
#Qatar2022
— 🇦🇷 Selección Argentina ⭐⭐⭐ (@Argentina) December 18, 2022
Gritemos #TodosJuntos…
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Son grandes competidores y, por ello, hay quienes los acusan y señalan por malos ganadores. Puede ser. Yo no lo creo. Si un equipo puede administrar una hecatombe y reponerse, y, además, ganar. Me parece que nos recuerda al barrio y al futbol llanero que todos llevamos en la sangre y que muy pocos entendemos.
El futbol es especial, es espontáneo e inexplicable emocionalmente. Es un arte dramático, antes que ser un deporte.
Solo lo entendemos unos cuantos privilegiados. Quienes lo jugamos en el barrio, en una calle con porterías simuladas con piedras o con suéteres o mochilas; quienes deliberadamente soltamos un codazo -o nos defendimos de él-; quienes saltamos con cuchillo entre los dientes para defender a un compañero herido en la batalla; quienes insultamos al árbitro con gestos innobles -como tintinearle tus pelotas en señal de hombría-; quienes de manera despectiva adjetivamos a la casquivana que engendró a tu rival en turno; …o lanzarse vertiginosamente a los pies del contrario para arrebatarle un balón.
No todos tenemos el privilegio de emocionarnos en una cancha de juego. Ganó el mejor. Fue justo el resultado y me siento reconfortado con el futbol.
Leonardo Álvarez